Parteaguas

Quizá Bartlett no le detalló esto al presidente

Es probable que para no incomodar al presidente, el director de la CFE, Manuel Bartlett, no haya comentado del impacto que su 'pliego petitorio' tendrá en la economía nacional.

El presidente no es un hombre de números, sus habilidades son otras.

Es probable que para no incomodarlo, el director de la CFE, Manuel Bartlett, no haya comentado del impacto que su 'pliego petitorio' que escribió en noviembre tendrá ahora en la economía nacional que ya venía de bajada y hoy las malas decisiones en plena pandemia por Covid-19 la pusieron en condición de cubeta de albañil.

Piensen en un número: 15 por ciento. Es un porcentaje cercano al incremento que amenaza con llegar en forma de tarifa de electricidad, a decenas de grandes empresas.

Y eso deriva solamente de una de al menos 17 instrucciones que en forma de petición Bartlett envió a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), con posible impacto para empresarios.

El enfrentamiento muy probablemente acabará en tribunales, pero en cualquier caso, quienes pagarán los costos de un enfrentamiento son quienes leen este texto.

El 58 por ciento de los mexicanos ya enfrenta una baja de al menos 60 por ciento de sus ingresos por la pandemia, de acuerdo con la consultora E&Y, con base en Londres.

Ese número puede crecer con la suma repentina de algunos trabajadores y proveedores de empresas como las siguientes, que aparecen en la mira:

Peñoles, Bimbo, FEMSA, Grupo México, Nissan, Walmart, Cinépolis, 7-Eleven, Soriana, Kimberly Clark, Banco Santander, Banamex, Farmacias Guadalajara, General Motors, Bosch, Cemex, Heineken México, Arca Continental, Pepsico, Grupo Modelo, Alsea y Bachoco.

¿Cuál es el pleito? En ánimo de reparar lo que Bartlett considera injusto, solicitó a la CRE un fuerte ajuste a tarifas que cobra la CFE por transportar energía en distancias largas –principalmente de fuentes renovables o ecológicas– pactadas antes de la reforma energética de 2013 y que consumen grandes empresas en sus locales.

En consecuencia, los miembros de la CRE, que funge como árbitro, tomaron el viernes decisiones como quien se apura para llegar a ver la novela de las 6:00.

Lean ustedes lo que informaron oficialmente: "La CRE aprobó por unanimidad, las tarifas por el servicio de transmisión de energía eléctrica que se aplicarán a titulares de los contratos de interconexión legados", o sea, lo que pidió el señor Bartlett.

Pero se pone más interesante el comunicado: "La política energética actual busca fomentar la competencia, la equidad y la igualdad de condiciones". O sea, quiere suelo parejo, lo cual es positivo.

¿Cómo lo harán? "Con esta acción, permitimos que el Generador de Intermediación de Contratos Legados (léase la CFE) recupere los costos de porteo, favoreciendo una competencia simétrica y justa para todos los regulados y beneficiando a los usuarios finales con menores tarifas".

No nos metamos a lo legal por el momento. ¿Cómo le harán para que, moviendo las tarifas al alza para que alguien recupere costos, podrán bajar tarifas a los usuarios finales? Pueden aquí tomarse un tiempo.

¿Qué ocurrió después de esa decisión de la CRE? El pasmo. Los consumidores industriales esperaban un aumento muy relevante en las tarifas de interconexión reveladas por la CRE este lunes con el arranque de junio… pero apenas se movieron dos centavos. ¿Será que alguien notó el desastre y mandó un whatsapp a tiempo? Los empresarios perciben que es cuestión de tiempo.

Me dicen que ayer, líderes de varias de las compañías mencionadas participaron en un foro organizado por el Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible (CESPEDES), perteneciente al Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

Parece aproximarse una bonanza de abogados. Si llega el impacto, la suspensión mediante amparos parece factible y todo podría llegar a la Corte durante la relevante temporada de elecciones 2021.

Consulta más columnas en nuestra versión impresa, la cual puedes desplegar dando clic aquí

COLUMNAS ANTERIORES

La energía de Claudia
¿La Comer se ‘come’ a Soriana?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.