Parteaguas

¿Quién debe preocuparse por el -0.1% del PIB?

Definitivamente no quien vende comida rápida, tampoco deberían preocuparse mucho quienes comercializan espectáculos.

No esperen aquí un escenario catastrófico. La caída económica de 2019 fue ligera, pero hay que tomarla como lo que es, una baja que advierte un problema: México no crece hoy siquiera al ritmo mediocre de la era tecnócrata. ¿Quién debe preocuparse?

Definitivamente no quien vende comida rápida. Recientemente, una empresaria socia de relevantes franquicias fast food de pollo y hamburguesas me reconocía su sorpresa de que 2019 resultó un buen año, pese a sus expectativas.

Tampoco deberían preocuparse mucho quienes comercializan espectáculos. Ya he citado aquí una declaración de Alejandro Ramírez, el líder de Cinépolis, quien en plena crisis de 2009 provocada por Lehman Brothers me cuestionó: ¿A dónde crees que va la gente que no tiene dinero para salir de vacaciones?

Las empresas de consumo final de bajo costo son con frecuencia receptoras de lo que ustedes compran cuando no hay para más, pero pretenden cambiar su estado de ánimo.

Ayer, Verónica Uribe Boyzo, de Monex, sugirió comprar acciones de la empresa de los Torrado, Alsea, dueña de derechos de comercialización de Starbucks, Domino's Pizza y los Vips.

Todos ellos pertenecen al sector de los servicios, que pese al dato de la caída en el PIB nacional en 2019, estos mostraron todavía un crecimiento de medio punto porcentual frente al cuarto trimestre del año pasado.

El sector de la energía es tan grande que hay que verlo por pedazos. La extracción de crudo da señales de mejora a decir del esfuerzo que hacen en Pemex por mantener el nivel de producción petrolera, aunque en ello nos vaya el erario público.

Pero el volumen de ventas de gasolina cayó 0.5 por ciento el año pasado, pese a la versión de que el gobierno recuperó las ventas de huachicoleros, en un muy extraño efecto aritmético. Tienen más gasolina, pero venden menos en Pemex. Algo similar ocurre con el gas LP, por ejemplo, y ese sector no habrá de recuperarse en tanto no crezca la economía en su conjunto.

Urge aquí una señal clara y contundente del gobierno en torno al tipo de inversión privada que sí apoyará en el rubro energético, si lo que pretende es detonar oportunidades que generen empleos y prosperidad. Varios funcionarios dan señales de que habrá un aviso en la materia pronto.

En donde sí hay un lío es en las manufacturas como las que abundan en el Estado de México, en Guanajuato, Querétaro o en Nuevo León.

Luego de recibir anualmente inversiones de 3 mil 500 millones de dólares en promedio, México no recibe anuncios de nuevas armadoras de automóviles desde 2015 y ayer el Inegi mostró que la actividad del sector secundario correspondiente a las fábricas, cayó 1.7 por ciento respecto al año pasado.

Aquí es en donde ustedes sintieron una pausa en una actividad que fue pujante, además ocurrió a contracorriente, en pleno auge de la economía estadounidense, principal cliente de exportación que aún considerando su enorme tamaño, creció más de 2 por ciento en 2019.

Evidentemente, el sector recibió el impacto de las amenazas del presidente Donald Trump al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

¿Acaso espera una catástrofe a este negocio? Lo más seguro es que no. En su favor navega el TMEC, el tratado norteamericano sustituto cuyos resultados Trump promoverá mientras esté en el poder, pues lo anuncia como resultado de sus habilidades de negociador, justamente cuando busca la reelección.

Menos atención pusieron ayer los mexicanos al comportamiento de las economías regionales que el Inegi reveló con el ITAEE, un indicador de actividad estatal al tercer trimestre de 2019.

Nuevo León desacelera, Campeche y Tabasco parecen tocar fondo, pero más reveladora es la caída económica de la Ciudad de México y del Estado de México, probablemente afectados por un brutal freno a la construcción por decisión gubernamental. De eso hay tema para después.

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