Parteaguas

¿Qué vamos a hacer con tanto PET?

El consumo de plástico avanza más rápido que la economía mundial y Alpek es una de las empresas cuyas ventas han crecido por la demanda de poliéster, que incluye el PET.

¿Un agua? ¿Un refresco? Traten de pasar un día sin tocar una botella o envase de PET o tereftalato de polietileno. El consumo de ese plástico avanza más rápido que la economía mundial y unos mexicanos presumen de ser los líderes del negocio en América y el número dos en el mundo.

No es una estadounidense, tampoco una canadiense. El corporativo de Alpek está en San Pedro Garza García… Nuevo León, ese poderoso municipio pegadito a Monterrey, territorio que aún es nacional.

Cada año creció tres por ciento el número de empaques de PET en las tiendas en promedio durante esta década, de acuerdo con esa empresa conducida por José de Jesús Valdez y presidida por Armando Garza Sada.

Tres cuartas partes de las ventas de este corporativo que aumentaron 40 por ciento en seis años hasta llegar a 134 mil millones de pesos en 2018 (unos 7 mil millones de dólares), dependen del negocio del poliéster que incluye el PET. En sus fibras, no hay mucha diferencia entre una botella de Listerine y algunos sacos de sastre colgados en aparadores de Liverpool o Suburbia.

Esas ventas sustentan en buena medida la demanda del petróleo que quiere producir el presidente Andrés Manuel López Obrador. De ellos y de quien toma productos Coca Cola o Pepsi. Ellos reducen la preocupación de los líderes de gigantes como Saudi Aramco, Exxon o BP.

La Agencia Internacional de Energía tiene un diagnóstico: como destino del petróleo, el plástico compensa la gasolina que dejan de usar los autos ahora que es mayor su eficiencia en consumo y paralelamente se hacen más accesibles los eléctricos.

La demanda de envases desechables hechos de esa materia prima aumentó casi 25 por ciento desde 2012 no solo por las refresqueras, sino por todos los productos que ustedes compran de empresas como Procter and Gamble o P&G.

Es por barato. El PET llega a costar un tercio respecto de sus similares de vidrio o aluminio, de acuerdo con directivos de Alpek.

¿Y qué hacemos con tanto PET? Considerando que es 100 por ciento reciclable, recuperarlo parece la única opción.

Este año, DAK Americas, un negocio de Alpek, acordó con Perpetual Recycling Solutions la compra de una instalación de reciclaje ubicada en Richmond, Indiana, que complementará las instalaciones que tiene para el mismo fin la empresa de origen regiomontano en Fayetteville, Carolina del Norte y en Pacheco, Argentina.

Ese movimiento aumentó 60 por ciento la capacidad de reciclaje de PET de la compañía y la tecnología de aprovechamiento de esos residuos avanza al punto de poder regresar cada envase sus componentes originales para aprovecharlos como químicos.

Algunos hemos enfrentado la ansiedad que provoca topar con botellas en el mar o ver un barrio lleno de envases tirados de PET, hay ciudades enteras con ese problema en India, por ejemplo. El PET cobra mala fama con justicia, pero una lectura más detenida es obligada:

En tanto los humanos no dejen sus costumbres de consumo… ¿conviene regresar al uso de vidrio o aluminio? Depende. Consideren que hacer un envase de PET requiere menos calor, y terminado, es más ligero que su similar de vidrio o aluminio y cuando estos se acumulan en un camión de refrescos pueden representar más gasto de combustible para moverlos y por ende, más calentamiento global.

Una solución parece estar en incentivar económicamente el reciclaje y eso empieza por pagar más a quien recolecta 'desechos', pues en Estados Unidos por ejemplo, casi nadie quiere levantarlos. Reciclaremos este tema. Es una promesa.

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