Parteaguas

Que no falle la misión de ayer, presidente

No han llegado nuevas plantas automotrices desde hace tres años y la inversión fija bruta ya cayó 9.1 por ciento en julio, comparada con un año antes.

Al viajar en la montaña rusa hay un momento en el que todo el cuerpo activa sus sistemas de alerta. Después de subir la más alta pendiente con ayuda de un motor, el carro parece frenar justo cuando es visible una inminente precipitación acelerada.

Todo es silencio antes de que comiencen los gritos.

Los viajeros de la economía parecen a punto de enfrentar ese momento.

"Hace dos años, la economía global estaba en un repunte sincronizado. Medido por el PIB, casi el 75 por ciento del mundo se estaba acelerando. Hoy, aún más de la economía mundial se mueve en sincronía, pero desafortunadamente esta vez el crecimiento se está desacelerando.

"En 2019, esperamos un crecimiento más lento en casi el 90 por ciento del mundo".

Lo dijo ayer Kristalina Georgieva, directora del FMI, posiblemente en el mismo instante en el que del otro lado del mundo el presidente Andrés Manuel López Obrador despedía de Palacio Nacional a cinco hombres enfundados en trajes oscuros:

Sus nombres: Richard Neal, Jimmy Gómez, Bill Pascrell, Jimmy Panetta y Dan Kildee.

El voto de estos legisladores demócratas estadounidenses representan el último obstáculo para que operen finalmente las nuevas reglas comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC.

Sin su venia, el acuerdo es un pan duro y todos los planes de inversión parecen detenidos en buena medida por esa razón.

El quinteto estadounidense llegó a México días después de que Nancy Pelosi, su líder, anunció el proceso con el que pretenden destituir legalmente al presidente Donald Trump por presuntamente solicitar a un líder extranjero que espiara al hijo del exvicepresidente de su país. Nada más.

Llegaron también horas después de que el máximo líder de los empresarios de Estados Unidos, Tom Donohue, publicó una carta titulada: "Es la hora de la verdad en el TMEC".

Su texto: "Éste es un momento crítico para nuestra economía. Si bien el empleo y el crecimiento salarial aumentaron, las inversiones en manufactura y negocios disminuyeron", por lo que el director general de la Cámara de Comercio del país vecino urgió a aprobar el TMEC como un mensaje que aumente la confianza.

En México saben bien de lo que habla Donohue. No han llegado nuevas plantas automotrices desde hace tres años y la inversión fija bruta ya cayó 9.1 por ciento en julio, comparada con un año antes.

La compra de maquinaria y equipo importado –del tipo requerido para producir dos tercios de las exportaciones– se desplomó 17 por ciento según el Inegi. Bajó el interés de invertir.

El presidente López Obrador sabe que las cosas no van bien y después de despedir a sus invitados ayer mandó un mensaje a la líder de los legisladores demócratas Nancy Pelosi:

"Pedirle que, de manera respetuosa, se procure una aprobación pronta para que este importante asunto, que es todo un acontecimiento para favorecer la economía de los tres países".

El acuse de recibo fue más bien pobre. El comité al que pertenecen los visitantes divulgó su versión de los hechos ocurridos en México así:

"Nuestra reunión con el presidente López Obrador arrojó más luz sobre el deseo y las intenciones del gobierno mexicano de llevar a cabo su reforma de la justicia laboral, pero Estados Unidos necesita ver esas garantías puestas en práctica", contestó en un comunicado el presidente del comité, Richard Neal.

La economía mundial desacelera. La de México lo hace más rápido. Conviene que la de ayer sea una reunión que derive en éxito pronto, presidente.

De lo contrario, levanten los brazos que viene la bajada.

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