Parteaguas

¿Qué es Davos, a donde no irá AMLO?

Es un pueblito de Suiza que alberga la reunión anual del Foro Económico Mundial, un club privado patrocinado por empresarios que asisten para hacer tratos.

Es un pueblito cuyo nombre entre muchos puede acopiar descrédito, hoy pocas instituciones poderosas nacidas el siglo pasado se salvan de una crítica feroz.

Después de todo Davos, Suiza, alberga la reunión anual del Foro Económico Mundial que es un club privado patrocinado por los empresarios que asisten muchas ocasiones para ver a todos quienes no pueden reunir el resto del año y, sí, van a hacer tratos, a negociar.

Por allá Bill Gates se topa con el líder de la automotriz india Mahindra caminando el trayecto a un hotel de esa villa. Alejandro Ramírez, de Cinépolis, puede devorar pizza en un modesto restaurante frente al recinto sede en donde más tarde puede encontrarse con un representante de la industria cinematográfica estadounidense.

Pero ir a Davos vale la pena y desafortunadamente, el presidente Andrés Manuel López Obrador no asistirá.

Consideren el caso de 'Paty' Ruiz Corzo. Esta madura maestra queretana abandonó la vida urbana durante los noventa. Vendió lo que tenía y compró un terreno rodeado de árboles en una montaña de su estado. Se mudó allá con sus hijos a los que instruyó en botánica y procuró para los suyos suficiente producción de alimentos para no depender del supermercado.

A ella la entrevisté una vez en un hotel en la punta de otra montaña, en Suiza. Allá me narró cómo luchó para proteger los cerros de la Sierra Gorda de Querétaro de la tala inmoderada al punto de convencer —después de abrir muchos picaportes— al presidente Ernesto Zedillo, quien decretó la protección a la reserva de la biósfera de ese lugar. Hoy genera negocios de ecoturismo que sustituyan el ataque a los bosques que hacen los lugareños.

Ella acude con frecuencia a la reunión anual del Foro Económico Mundial o WEF, en inglés, para empujar negocios que no dañen el planeta. Ella y decenas de otros emprendedores sociales que, caminando en los pasillos del Congress Centre, promueven iniciativas con las que pueden convencer a empresarios y políticos de patrocinarlas o aprobarlas, según sea el caso.

El WEF opera siempre, pero es su reunión anual de invierno la que recibe más atención. Los políticos que acuden defienden a su país para atraer inversiones y suelen poner sus naciones de moda, como hizo en otros días Luiz Inacio Lula Da Silva las veces que acudió al encuentro. Él recibió un país con una inversión extranjera anual de 10 mil millones de dólares, indicador que dejó en 100 mil millones anuales.

En Davos, nos guste o no, los líderes acuden a entender en qué tendencias están montados otros mandatarios, empresarios. Encuentran aliados.

Este año el tema de la reunión que arranca el 22 de enero es la Globalización 4.0: Dando Forma a una Arquitectura Global en la Era de la Cuarta Revolución Industrial.

De ese tema he escrito aquí antes. Google o Amazon llevan la delantera, pero gente como Fernando González, de Cemex, o José Antonio Fernández, líder de esa empresa con cara de Oxxo llamada FEMSA, comprenden bien la oportunidad. Quien entienda qué datos puede obtener de su empresa o de su gobierno y el modo en que puede usarlos para que su gente prospere, dará una mejor vida a sus empleados o ciudadanos.

El presidente López Obrador es un hombre pragmático y eventualmente, quizá el próximo año o el siguiente, considerará seriamente asistir al encuentro que le dará muchas herramientas para ayudar a los mexicanos.

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