Parteaguas

Optimismo en la pandemia

Son días de Covid-19, pese a ello, Aliza Mizrahi, una productora de huevo orgánico, no se da abasto con los pedidos a domicilio en los alrededores de Mérida.

¿Cuál es la perspectiva? México enfrenta el mayor reto económico desde la guerra de la Revolución probablemente, pero en la esquina de Paseo de la Reforma y Río Rhin, en la colonia Cuauhtémoc, hay evidencia de optimismo incluso en esos días.

Unas bancas y un viejo pizarrón en buen estado dan cuenta de la actividad de negocios aún en los días de la Decena Trágica en el viejo mercado de valores mexicano. Están guardados en el MUBO, un museo de la Bolsa.

Hoy los datos no dejan descansar. Por ejemplo, el del viernes: el IGAE que orienta sobre los ingresos de todos en México. En abril cayó casi 20 por ciento, de acuerdo con el Inegi.

¿Eso puede detener a quien quiere poner un negocio? No siempre, pues hay algo que ocurre con los emprendedores cuando son abordados con cifras que pueden llevar al pesimismo: con frecuencia su mirada se pierde, o de plano, revisan su WhatsApp.

No conozco emprendedores pesimistas. Nadie invierte o instala un local pensando sólo en los problemas que le acarreará.

¿En qué podrían fijarse del IGAE? Tal vez revisarán que en este momento el negocio está en lo básico. Nadie quiere morir de hambre y resulta que los productores de comida contenidos en el 'sector primario' no enfrentan penas comparables con las de sus clientes restauranteros.

Producir huevo y venderlo parece negocio en estos días... revolverlos y ponerlos junto a frijoles en un plato sobre una mesa y cobrar la cuenta, no. Eso luce fuera de contexto hoy.

Son días de Covid-19, pese a ello, Aliza Mizrahi, una productora de huevo orgánico, no se da abasto con los pedidos a domicilio en los alrededores de Mérida. Ya compró más gallinas.

También hay casos grandes. Los ingresos de Bachoco, de Javier Bours Castelo, todavía crecieron 10 por ciento hasta el primer trimestre del año y sus acciones ya recuperaron más de 10 por ciento en su valor desde abril, lo que indica cierto optimismo. Hoy los precios caen, pero no la actividad, lo que resulta un escenario envidiable para muchos.

Pero las oportunidades no solo están en la producción más básica.

Si quienes nacieron antes de los ochenta evitan ir a hacer un trámite ante un empleado financiero encorbatado, los millennials y los miembros de la generación Z, antes que ir a una sucursal prefieren machucarse un dedo.

Por eso vean lo que pasa con eToro, una empresa que ofrece opciones de inversión en acciones internacionales y criptomonedas por medio de una app digital: "el número de nuevos usuarios entre enero y abril en México aumentó en 342 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior. Los usuarios mexicanos representan 23 por ciento del mercado de América Latina", informó el mes pasado.

Es obvio que los connacionales están buscando el modo de cuidar su dinero y el 'pagaré bancario' se acerca al anacronismo. Más, ahora que el Banco de México reduce su tasa de referencia y por consecuencia los beneficios de guardar dinero en una institución financiera.

¿Quieren algo más cercano o tangible de movimiento positivo? Tomen entonces a Walmart de México, a cargo de Guilherme Loureiro. Sus ventas de comercio electrónico crecieron 68 por ciento hasta marzo contra el mismo mes de 2019. Pesan aún poco las digitales en el total, pero incluso las ventas generales aumentaron 13 por ciento en ese lapso.

Incluso en las crisis, hay excepciones. Muchos incluso se preparan para cosas más grandes.

Lyft, la competencia de Uber en donde tiene una participación GM, cambiará todas las unidades de sus conductores a vehículos eléctricos a partir de ahora y durante los próximos 10 años. Y en una provocación entre genios, Elon Musk, fundador de Tesla, se pitorreó en estos días de la nueva estrategia del dueño de Amazon, Jeff Bezos, que adquirió Zoox, una start up que pretende producir vehículos autónomos. Lo llamó "imitador" públicamente.

En los hechos, quien produce comida, los que ofrecen servicios financieros o las personas que venden servicios de transporte, saben que la gente estará ahí después de la pandemia. Sólo habrá que atenderla de una nueva manera. Ahí, una fuente de optimismo.

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