Parteaguas

¿Iniciarán hoy la ‘temporada de caza’ 2020?

El presidente estadounidense es un experto en invertir en temporadas de crisis y quien le visita a partir de hoy promueve en estos días de pandemia la inversión turística.

¿Se imaginan una Trump Tower en Cancún o en Los Cabos? El presidente estadounidense es un experto en invertir en temporadas de crisis y quien le visita a partir de hoy, promueve en estos días de pandemia la inversión turística, particularmente en el sureste mexicano.

Es imposible predecir el resultado de la reunión histórica entre el mandatario estadounidense y el presidente Andrés Manuel López Obrador, dos maestros del espectáculo político.

Hay mucho más en juego que la economía, pero lo que puede derivar del encuentro es cierta luz sobre el momento de volver a invertir en México, como ocurrió en otras reestructuras económicas.

La fortuna del presidente Trump nació en su habilidad para conseguir beneficios fiscales que le redujeron el monto de inversión, por ejemplo, en la torre que lleva su nombre. Los consiguió porque cuando los solicitó, ciudades como Nueva York estaban lejos de la bonanza que mostraba hasta hace poco.

Él ya intentó sin éxito en el pasado extender su influencia inmobiliaria a México y no está claro si su empresa buscará otra oportunidad.

Lo que sí avanza es un inesperado interés de extranjeros por comprar empresas o activos en México en un momento en el que todo puede ponerse en barata, en buena medida también, por el poco interés de empresarios locales por invertir en su país.

Sólo el mes pasado fueron adquiridas por extranjeros siete empresas establecidas en México, casi 40 por ciento del total de las transacciones en junio, de acuerdo con la estadística de la consultora mexicana Rión Merger and Acquisitions.

No sólo el origen del dinero es notorio, sino el tipo de bienes que compraron: Riverstone, un fondo de capital enfocado en energía con oficinas en Nueva York, firmó la adquisición de dos plantas de generación de energía solar propiedad de OPDenergy, una de 106 megawatts basada en Coahuila y otra de 38 megawatts, en Aguascalientes.

No fue la única en comprar activos similares, lo que parecería un contrasentido. ¿No estamos en días de una pugna legal entre el gobierno y las inversiones en energías renovables?

En un nicho mucho más enfocado en la urgente necesidad de servicios de envíos que tiene el comercio electrónico de Amazon y otras empresas que operan en México, la Fibra Prologis, filial de la empresa basada en San Francisco, anunció que comprará dos propiedades logísticas ubicadas en la Ciudad de México y Guadalajara, por 9 millones de dólares.

La coyuntura es relevante. La gente invierte en estos días en México casi la mitad de aquello que apostaba en 2018, de acuerdo con datos de inversión fija bruta contabilizados por el Inegi.

Todo influye: una narrativa oficial constante de López Obrador contra los empresarios; otra que viene de Trump contra los mexicanos y ahora, la pandemia por Covid-19.

Para algunos, parece el mejor momento para invertir. Cuando pocos quieren comprar, los precios suelen bajar.

Ya hubieron etapas similares de reacomodo. En 1990, México aceleraba privatizaciones de empresas paraestatales con la venta de Telmex que contrario al mito popular, encabezó la estadounidense Southwestern Bell, que obtuvo el 10 por ciento, casi el doble de las acciones que en ese momento obtuvo Carlos Slim. Un 70 por ciento quedaron pulverizadas en mercados internacionales.

Esas ventas ayudaron al gobierno a pagar deuda externa e interna, bajándola de 63 por ciento del PIB en 1988, a 22 por ciento en 1994, narró en un libro Carlos Tello, uno de los subsecretarios de Hacienda previos a la era del 'neoliberalismo'. Slim estará en la cena de esta noche con Trump y López Obrador, seguramente también, algún experto en telecomunicaciones del país vecino.

Muchos exploran cuándo empieza una suerte de 'temporada de caza'.

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