Parteaguas

El Covid-19 viene por sus puestos laborales… trae una ‘amiga’

Jonathan Ruiz muestra algunos casos en los que la inteligencia artificial adquirió una mayor importancia debido a la emergencia por el coronavirus.

Rolando Tovar estudió en la Universidad Autónoma de Nuevo León, pero vive en Houston, Texas. Su ejemplo real sirve muy bien para explicar cómo el coronavirus aceleró el avance de la tecnología.

El mes pasado, cuando la epidemia parecía contenida en Asia y Europa, Rolando tenía problemas para que la gente pusiera atención a la utilidad de una nueva herramienta que él ofrece a la industria petrolera y a la manufactura, a través de Rolto QS, la empresa que fundó allá.

Llegó el coronavirus y ahora una enorme petrolera europea ha urgido a Rolando a trabajar de cerca, en su determinación por bajar costos ante la caída del precio del petróleo. Las llamadas de otras compañías empiezan a saturar la agenda de Tovar.

La herramienta luce como unos lentes que integran también una pequeña cámara. Puede portarlos un operario en una fábrica.

Pero estos tienen una peculiaridad: permiten ahorrar mucho dinero en recursos humanos.

Al portador le ofrecen realidad aumentada en los ojos, y alguien, del otro lado del internet, puede observar lo que el trabajador hace, en tiempo real.

Quien registra las imágenes desde una computadora puede hablar con el trabajador y mandarle imágenes tridimensionales que él ve en las propias gafas, sin necesidad de voltear a ver su computadora, a fin de corregir errores que dañen la calidad del producto.

El operario ya no requiere a un supervisor parado junto a él, la petrolera ya no debe pagar sus ocho horas de trabajo más tiempo de traslado hasta la remota ubicación. Al inspector que revisa su trabajo desde una lejana computadora, solo le pagan las horas efectivas que intervino. Así, la petrolera puede ahorrarse dos tercios del salario de cada inspector.

La innovación se nos viene encima a todos. Piensen en esto: Digamos que ustedes atienden una planta de autopartes en Monterrey… si tuvieran la opción de dejar en manos de un gerente o en el hardware de una supercomputadora la estimación de las ventas para el cierre de 2020… ¿en quién confiarían más?

Necesitan el dato para saber si necesitarán o no materia prima para el verano, ante tanta volatilidad e incertidumbre. Pueden basarse en un montón de información histórica y macroeconómica, para que no les falte ni se pasen con el material.

Andrés Valdivieso, fundador de la empresa chilena especializada en ciencia de datos Anastasia, lanza una provocación: la inteligencia artificial podría errar, pero en un mucho menor porcentaje que la estimación humana.

¿Cuánto se movió el tipo de cambio durante la más reciente crisis de 2009? Quizás el gerente recuerde eso, sin precisión. Pero cuando le pidan analizar el precio del acero en ese año y cuánto le afectó la variación del precio del gas natural, para hacer una proyección para este 2020, la cosa se complica… para un humano. No tanto para la inteligencia artificial.

"La inteligencia artificial logra hacer correlaciones que tú no alcanzas a percibir. Eso provoca que el error que se produce es menor que el del cálculo del humano", advierte Valdivieso.

Aquí hay otro ejemplo. ¿Quién se arriesga hoy a ir al dentista por un dolor de muelas?

Rogelio Corral es un odontólogo regiomontano que trabaja con telemedicina.

Él exhibió esta semana un caso real en el cual atendió a una paciente con un equipo móvil de radiodiagnóstico, que en el domicilio de la afectada obtuvo imágenes que fueron enviadas al especialista vía internet, ayudado por la infraestructura y la red de servicios de Wellmedic, una empresa mexicana relativamente nueva que invierte en modernos inmuebles especializados para médicos.

Como consecuencia, ella recibió medicamento que le ayudará a sobrellevar el padecimiento hasta en tanto se sienta segura de acudir a un consultorio, pasada la crisis por el Covid-19.

Tanto las inspecciones industriales, como la atención médica a distancia y la inteligencia artificial venían desarrollándose antes de esta crisis.

Es ahora cuando se mezcla el entusiasmo de emprendedores, con la urgencia de clientes. Eso, a quien no entienda de tecnología, podría tirarlo pronto del asiento que sentía seguro.

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Atención: es el Artículo 14.6 del T-MEC
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