Parteaguas

Dicen los chinos que ellos ya acabaron con la pobreza

Su PIB se multiplicó más de 10 veces en menos de 20 años. Una vez que contaron con riqueza, la distribuyeron entre la gente.

Las primeras dos décadas del siglo fueron de los chinos y su relevancia cerró con la estridencia de una pandemia que inició en su territorio y controlaron mejor que la mayoría.

Ahora topan con Estados Unidos, su mejor cliente, que sale de la pandemia y quiere su momento, mientras que sus líderes intentan marginar a China en el contexto global. Los representantes de las empresas de ese país retoman la narrativa del mundo.

¿Qué le toca jugar a los mexicanos en esta coyuntura?

El embajador de China en México divulgó ayer un mensaje que su gobierno distribuye desde el mes pasado en el mundo: que su país ya acabó con la pobreza, medida por el número de personas que viven con menos de 2.5 dólares diarios.

La erradicaron generando riqueza para su país. Atención: lo que presumen es que produjeron riqueza, no sólo repartieron el dinero existente. Primero aumentaron lo que habían generado, entre otros caminos, por el de la selección por 'métodos científicos' de jóvenes que tenían cabeza de emprendedores, luego los capacitaron para sacarlos de su situación pasiva y convertirlos en 'desarrolladores creativos'.

"Un bolsillo rico en cabeza rica, para el alivio de la pobreza", precisó ayer el embajador Zhu Qingqiao.

Políticos estadounidenses opinan que esa 'creatividad' se volvió voraz y pasó por encima del respeto a los derechos de propiedad intelectual.

Su PIB se multiplicó más de 10 veces en menos de 20 años. Una vez que contaron con riqueza, la distribuyeron entre la gente, por ejemplo, vaciando pueblos remotos y pobres a cuyos habitantes les resolvieron sus necesidades de alimento y les entregaron departamentos y colegios nuevos en zonas accesibles.

Lianshan fue un triste caserío en la cima de una montaña al sureste del país, accesible sólo por escaleras. Búsquenlo en Google.

Ahora es un atractivo pueblito 'fantasma', característica que sirve para atraer turistas que pagan por conocer sus vestigios. De acuerdo con el discurso oficial chino, casos similares se reprodujeron en todas las zonas más pobres del país, aceleradamente en la fase final de un proyecto que ya acabó: terminaron con la pobreza. Lo que viene, dicen ellos, es una fase de innovación sin precedentes.

Pero el turno de los estadounidenses fue gritado este mes por la vía de un paquete enorme de dinero que suma 1.9 billones de dólares y que sólo en las próximas semanas repartirá cheques individuales por mil 400 dólares a 100 millones de personas, por instrucción del presidente Joe Biden. Derramarán una fortuna, literalmente.

Unos días antes, el 11 de marzo, habló la líder de los empresarios de ese país, la poderosa Suzanne Clark, quien ya encabeza la US Chamber of Commerce, el gigante equivalente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de los mexicanos, pero que a diferencia de éste, apuesta agresivamente a la diversidad, con decenas de mujeres en su mesa directiva.

"Durante los últimos 12 meses, nuestra nación ha sido testigo de una década de trastornos. Lo que hemos experimentado colectivamente cambiará nuestras vidas, negocios, comunidades y el mundo de forma permanente", advirtió Clark.

"Ahora, saliendo de la pandemia global, tenemos una oportunidad única en una generación de abrazar y liderar la transformación y marcar el comienzo del próximo siglo estadounidense".

Entre las fases poderosas de la líder de la US Chamber estuvo un mensaje para el gobierno: "Lucharemos contra cualquiera que busque apuntar, paralizar o penalizar a los creadores de empleo y la industria privada en la búsqueda de una agenda antiempresarial".

Y una más tuvo como blanco a su sociedad más innovadora en una agenda en la que competirán con China: "El próximo siglo estadounidense exige imaginación y audacia, canalizadas a través de una agenda audaz y un enfoque 'láser'".

México ha convivido con esos dos titanes –China y Estados Unidos– durante las dos recientes décadas, incluso les ganó algunos mercados. Ese México de ganadores luce ausente en estos días. Ayer el CCE cambió su logotipo, por algo hay que empezar.

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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