Parteaguas

Despierten esta zona del ‘Tren Maya’

A Campeche le conviene el tren maya, debido a que la economía campechana, la más petrolera de México, cayó casi en el vacío durante la década pasada.

En la avenida principal ya cerraron el McDonald's y el Applebee's, pocos caminan sobre la banqueta de la zona. Y eso es solo en el malecón.

El segundo restaurante mencionado perteneció a los Mouriño, familia que en Campeche marcó diariamente la vida de los habitantes locales durante décadas. Tuvieron tintorerías, restaurantes que ya no existen y más de 100 gasolineras que aún operan, negocio que les permitió entrar a la venta de inmuebles.

Pero lo que dicen de ellos en las calles es que de a poco se van a España, lugar de origen del patriarca, que se quedarán con el negocio de bienes raíces y que analizan el futuro del de combustibles. Son rumores.

El rostro de la capital del estado es de frescura y belleza, pero exhibe también una mueca de soledad.

Viajar hasta aquí vale la pena, pero pocos parecen estar enterados. Acaso unos cuantos turistas muy probablemente europeos son los visitantes que pueden identificarse en las plazas públicas.

Por eso conviene a Campeche el tren maya, con las precauciones obvias.

La economía campechana, la más petrolera de México, cayó casi en el vacío durante la década pasada. El agotamiento del yacimiento Cantarell y el abandono del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto a las inversiones de exploración y producción en Pemex, contribuyó al derrumbe de casi 50 por ciento de las actividades productivas en 10 años.

Dicho de otro modo, hoy en Campeche parece haber la mitad del dinero que hubo en 2010, de acuerdo con el Inegi. Hay un indicador de actividad económica, el ITAEE, que muestra una baja anual de 2.2 por ciento, hasta octubre.

El gobierno actual de Carlos Aysa González busca vías de crecimiento, entre ellas en el campo energético, particularmente en Ceiba Playa. Pero también se asoma lo turístico, si bien no avanza, los más recientes datos muestran que el sector terciario detuvo su caída.

Eso anima a Andrés, uno de los dueños de Aduana Vasconcelos, restaurante recientemente abierto en la ciudad de Campeche a unos pasos del mar, que apuesta a la nueva cocina y alto diseño mexicanos.

Debe su nombre a la presunción de que la casona que ocupa pudo ser habitada temporalmente hace más de 100 años por el icónico secretario de educación e historiador, justamente en la zona comercial del puerto.

Un repentino interés de los habitantes de la Ciudad de México o Monterrey por el turismo de la histórica ciudad, parece ser la mejor opción para este sureño estado. También para su medio ambiente.

Por subsistencia, sus habitantes recurren a actividades que depredan los ecosistemas.

Los más pobres acaban construyendo en sus terrenos rurales cabañas con paredes de maderas preciosas de árboles centenarios, después de haber recibido recientemente títulos de propiedad del gobierno federal.

Desmontan pedazos de selva para instalar parcelas de autoconsumo de vegetales. Comen venados y pavos de monte o atrapan tucanes para venderlos a quien los pague.

De no convertirse en alimentos, toda esa vida también representa un montón de atractivos que pueden ser razones para viajar a Calakmul y dejar ahí dinero que cambie la perspectiva de quienes nacieron recientemente.

El proyecto del tren maya del gobierno de Andrés Manuel López Obrador debe pasar por esa selva. Enfrenta el reto de no impactar el medio ambiente, además se trata todavía de un proyecto y quién sabe por cuánto tiempo más permanezca así.

Otro asunto puede cambiar la situación campechana. Está en marcha una próxima sucesión gubernamental local para 2021. La polémica Layda Sansores, el alcalde panista Eliseo Fernández y varios miembros del actual gabinete estatal estarán posiblemente en la pelea.

Ojo, entre otras razones, porque este estado debe albergar pronto el corporativo nacional de Pemex.

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