Parteaguas

¿Cuál es la meta, presidente?

Para un mandatario como Andrés Manuel López Obrador que gusta de tomar decisiones solo, puede ser este un momento de reflexión.

El presidente puede sentirse solo en estos días. De acuerdo con la encuesta de El Financiero revelada ayer, el 51 por ciento de los mexicanos desaprueba la liberación del hijo de El Chapo.

Las previsiones de crecimiento se reducen cada día y ante ello, las estimaciones del gobierno lucen crecientemente optimistas.

Para un mandatario como Andrés Manuel López Obrador que gusta de tomar decisiones solo, puede ser éste un momento de reflexión.

Curiosamente, algo que reveló la encuesta es que cada vez más gente ve que la economía mejora.

Un 40 por ciento de los habitantes nacionales percibe de manera favorable cómo el presidente trata la economía, contra 36 por ciento que opina lo contrario.

Las familias de Claudio X. González, Carlos Slim y descendientes de Garza Lagüera, en Monterrey ya prometieron inversiones. Si algo permite de pronto una ola favorable para apostar a la economía nacional es menester preguntarnos, ¿cuál es la meta?

Crecer por crecer no dará un desarrollo que ayude mucho.

Es positivo, sin duda, que Kimberly Clark invierta en papel, que América Móvil lo haga en telecomunicaciones y que FEMSA construya más tiendas OXXO. Pero eso no garantiza que la riqueza nacional promedio aumente en el largo plazo.

Papel, telecomunicaciones y comercio caminan sendas ya transitadas durante décadas.

Poco abonan a la "fórmula para el crecimiento de México: Innovación, Inclusión y Confiabilidad", que promovió la Cumbre de Negocios de Miguel Alemán Velasco, concluida ayer en Quintana Roo.

Incluso inversionistas internacionales voltean a ver entre las empresas cuyos papeles aún resultan atractivos en México, a compañías que están bien cimentadas, pero que no figuran por promover tecnología propia:

Arca Contal, que vende refrescos, América Móvil, Grupo Cementos Chihuahua, Megacable, Pinfra, Vesta -una arrendadora de edificios industriales- y Walmart de México, conforman la lista seleccionada entre los top pics del banco estadounidense JPMorgan para México.

El presidente apuesta su capital político y lo que el erario pueda dar a la producción de crudo en Pemex.

Si prospera el esfuerzo, México abonará a una industria centenaria que en sus mejores días dio unos 200 mil empleos directos medianamente bien pagados. Apenas una quinta parte del total de plazas laborales que México necesita para atender el crecimiento de la población económicamente activa… en un año.

Si falla la apuesta, no parece haber camino alterno mostrado por la administración salvo por un tren cuyo modelo de negocio aún no está claro y la firma de un tratado con Canadá y Estados Unidos (T-MEC) que confirmaría un sistema de exportación 'neoliberal' que criticó el actual mandatario con furia.

Mientras, México se aleja cada día literalmente de la innovación que persiguen los verdaderos visionarios del mundo.

Basta ir a Netflix y ver el documental que muestra los 'fracasos' del exitoso Bill Gates, creador de Microsoft, quien intenta resolver problemas de sanitización del agua en países pobres y también reducir y posiblemente eliminar la polución del aire con nueva tecnología de generación de energía nuclear.

Su homólogo inglés Richard Branson, líder de Virgin, invierte ahora en innovar en el mercado del aire acondicionado para disminuir su consumo de energía cuya demanda crecerá, advierte, en función del calentamiento global.

Hay, claro, emprendedores en México como Julian Willenbrock, de Enlight, con la visión para observar tendencias inevitables como la generación y almacenamiento de energía solar.

Pero el grueso de los líderes mexicanos concentra hoy su energía en la supervivencia y la crítica que no resolverán problemas de largo plazo. Es tiempo para el presidente de mostrar la meta. Tiene la popularidad para hacerlo y que lo sigan.

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