Parteaguas

A AMLO se le acaba el gas III

México produce una cuarta parte menos de gas natural que hace cinco años, de acuerdo con datos de Pemex.

Ayer buena parte del país se apagó de nuevo y durante un rato el territorio nacional quedará en condición de árbol de Navidad, a decir de las autoridades.

Este apagón fue distinto al navideño o a los peninsulares; ayer hizo tanto frío que el sistema colapsó en ambos lados de la frontera norte mexicana y el Cenace advirtió que hay que bajarle al consumo, por lo que hará "cortes de carga rotativos".

La CFE, a cargo de Manuel Bartlett, expuso razones, otra vez. Esa institución argumentó como problema principal la dependencia de gas natural que México tiene de Estados Unidos.

Una pizca de sincero patriotismo urge para analizar cómo llegó México a esa circunstancia. Estamos en problemas.

El gas natural en Estados Unidos es barato, muy barato... todavía. Lo es porque tradicionalmente las petroleras de esta región lo vieron como un desecho inevitable de la producción de petróleo del que viene acompañado. El crudo lo cobran a unos 50 dólares por barril. El gas a 3 dólares por millón de BTUs.

Las empresas se concentraron por precio y margen en el negocio del oro negro.

Lo mismo ocurrió en Pemex. Ni Calderón, ni Peña Nieto y tampoco el actual presidente López Obrador, comprendieron la importancia estratégica del gas natural nacional.

Los anteriores pensaron que es más barato comprarlo que producirlo en México. La tendencia no cambió con los recién llegados.

¿Qué efectos ha tenido eso? El país hoy produce una cuarta parte menos de gas natural que hace cinco años, de acuerdo con datos de Pemex. Al mismo tiempo, el desperdicio de gas extraído por esa empresa se elevó 15 por ciento en ese lapso. Simplemente lo lanzan al aire por falta de ductos y máquinas para aprovecharlo.

Dejen de lado por el momento el grave problema ambiental que eso genera. Solo por ese gas Pemex podría cobrar más de 1.5 millones de dólares diarios; 45 millones de dólares mensuales, casi mil millones de pesos que cada mes van a dar a la atmósfera.

Esta semana podría representar mucho más dinero, a decir de la CFE que ayer expuso aumentos temporales salvajes en el precio del gas, por las heladas. De 3 dólares, a 200 dólares por millón de BTUs, aseguró la empresa en un comunicado.

Si esa cifra es correcta, solamente ayer, Pemex desperdició el equivalente a más de 100 millones de dólares en gas natural.

El apagón puede ser olvidado, los precios se estabilizarán después del frío, pero el problema de fondo se quedará y eso conlleva riesgos grandes. A México y a su actual presidente se les acaba el gas natural.

Expuse el problema ya un par de ocasiones, pero ahora viene un lío adicional: el barato gas en la Unión Americana podría perder esa característica.

Sucede que ahora que producen más hidrocarburos que Arabia, los estadounidenses quieren vender su gas natural a más países y ya no solo a México o Canadá. En Asia o Europa lo pagan mucho mejor. A precios 5 o 10 veces más altos.

Para venderlo allá, empresas internacionales construyen infraestructura en la costa norte del Golfo de México para transformarlo en petroquímicos o para congelarlo, reducir su tamaño, meterlo a barcos de LNG (gas natural licuado, en inglés) y mandarlo, por ejemplo… a los países del Mar del Norte.

La inversión comprometida en la zona vecina durante la década pasada rebasó 100 mil millones de dólares. A modo de comparación, consideren que la nueva fábrica de gasolina y diésel de Tabasco costará unos 8 mil millones de billetes verdes.

La mitad de los focos nacionales son prendidos con electricidad producida por medio de la combustión de gas natural.

¿Qué pasaría si de pronto la explosión en los precios fuera permanente? Que México tendría que pagarlos o apagar los focos, pues no tendría gas natural nacional para resolver sus problemas. Pemex argumenta que no hay dinero para invertir en la producción de gas mexicano y el gobierno no permite que entren empresas privadas a explotar reservas.

¿Propuestas? Una solución práctica podría estar en volver a las prácticas de antaño, sustituir el gas natural por el hoy inútil y sucio combustóleo que ya tapó las refinerías por su abundancia. En el proceso de combustión en plantas generadoras de CFE, México se cubriría de hollín y ese polvito, en un problema grave de salud.

Ése sólo es uno de varios problemas que podría ocasionar la falta de gas hecho en México, que hoy francamente a casi nadie parece importarle.

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero

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