Parteaguas

El sur, Claudia

De las 15 entidades del país que recibirán 30 mil millones de dólares por inversiones, menos de mil 400 millones van al sur y sureste de México.

Fue un mensaje para decirles a ustedes, a todo el público, a dónde van las inversiones prometidas por empresas al gobierno mexicano, en lo que va del año.

Esto publicó el gobierno federal el fin de semana a través de la Secretaría de Economía: “El 75 por ciento de la inversión anunciada se concentra en 15 entidades federativas, con una expectativa de generación de 51 mil empleos”.

¿Y cuáles son esas entidades? Querétaro, Estado de México, Nuevo León, Coahuila, Sinaloa y Guanajuato ocupan las primeras cinco posiciones. Esa es una buena noticia.

¿El otro lado de la historia? De ese ‘top 15′ que recibirá 30 mil millones de dólares, menos de mil 400 millones van al sur y sureste de México. De los 52 mil empleos que generarán en esos 15 estados de México, solamente ocho mil van a la región pobre del país.

En esa lista de ‘ganadores’, sólo Quintana Roo y Tabasco aparecen en la posición 13 y 15.

¿Es cuestión de esperar un poco? El gobierno aplicó inversiones enormes en los proyectos de trenes y la refinería para que llegue una lluvia de empleos a esa región.

Seguramente a la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum, le gustará presentar una historia distinta y todos querríamos verla.

Ella espera que lleguen inversiones a Oaxaca y Veracruz por ese nuevo tren que cruza el país por su ‘cintura’ geográfica. También a Campeche y Yucatán, con la llegada de un gasoducto y dos plantas nuevas de generación de electricidad.

¿Qué podría salir mal? En el pasado ya golpeó al país la soberbia de los funcionarios.

Recuerdo haber hablado con secretarios del gabinete del presidente Felipe Calderón para preguntarles por qué, en épocas de vacas gordas, no producían más gas natural nacional a través de Pemex. Parecía una opción relativamente lógica como un plan de largo plazo para fortalecer un suministro clave para las fábricas de los norteños.

Dogmáticos, los panistas argumentaban que es mejor poner todos los dólares en un recurso tan rentable como el petróleo. Invertir 20 y cobrar 90 dólares por cada barril. En el corto plazo, sin duda. Al tiempo, se acabaron el yacimiento enorme de Cantarell, nunca vieron la perspectiva.

Hoy, México estaría mejor preparado para el nearshoring y podría competir con Estados Unidos suministrando gas natural licuado en barcos a Europa. Los vecinos se quedaron con ese negocio, compiten acaso con Catar, en donde muchos se volvieron multimillonarios.

México, por el contrario, se convirtió en importador neto y paga a los estadounidenses cada vez más por ese hidrocarburo.

El gobierno de Enrique Peña Nieto no fue distinto. Mantuvo a los mismos funcionarios en las posiciones clave de esas decisiones económicas y profundizó el problema al abandonar también la refinación. A la postre dejaron tan pobre a Pemex que ahora ésta batalla para pagar a proveedores, quienes a su vez empobrecen Campeche y Veracruz al dejar sin trabajo a cientos de petroleros.

Tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador como Claudia Sheinbaum han manifestado su interés de que lleguen fábricas y empleos de empresas privadas al sur. Los mexicanos pusieron el dinero para que esos enormes proyectos ayuden. ¿En dónde está el riesgo, ahora?

“La posible reforma judicial es un acontecimiento bastante negativo para los mercados financieros en México”, reportó el enorme banco Barclays a sus clientes internacionales este mes. “Una consecuencia importante podría ser que las empresas del sector privado ya no encontrarían el soporte de un Poder Judicial independiente para defenderse de posibles acciones de futuras administraciones gubernamentales”, agregó en un reporte.

Ayer, durante una conferencia de prensa posterior a su primera reunión de transición con el presidente AMLO, le preguntaron otra vez a Claudia Sheinbaum si ella irá por esa reforma. Dejó ver inicialmente que lo pondría a revisión de expertos en materia judicial. Pareció conciliadora, hasta que una reportera le preguntó: ‘¿La idea es que las reformas se aprueben en septiembre?’ “Sí, estas que estamos planteando serían las primeras”, respondió Sheinbaum. Y el peso volvió a caer.

¿Cómo ayuda eso al sur, específicamente?

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