México desapareció de los rankings relevantes del petróleo. En un solo renglón, ayer dejaron claro quién manda en el mundo de los hidrocarburos:
“Estados Unidos produce más petróleo que cualquier otro país, jamás”. Así se llama el reporte publicado ayer por el gobierno del país vecino a través de su Administración de Información Energética (EIA).
El estudio explica que su país rebasó a Rusia y a Arabia Saudita, que están en segundo y tercer lugar, pero con 10 millones de barriles diarios cada uno.
Esas dos naciones no están cerca de alcanzar la producción de 13 millones de barriles de crudo que cientos de empresas extrajeron del subsuelo estadounidense cada día en 2023.
En la lista de los 10 más destacados productores les siguen Canadá, Irak, China, Irán, Brasil, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait.
México con sus 1.5 millones de barriles diarios de producción no aparece cerca del ‘top 10′. Pero el país sí tuvo un nivel de producción comparable con el de Emiratos Árabes Unidos (Abu Dhabi, Dubai, Sharjah) cuando al inicio de este siglo Pemex produjo más de 3.4 millones de barriles diarios, en días en los que Estados Unidos extraía unos 5 millones de barriles.
Ocurrió durante el sexenio del presidente Vicente Fox, cuando solamente el mayor yacimiento descubierto en el país, Cantarell, seguía entregando unos 2 millones de barriles diarios en los mejores días de extracción de su gran riqueza fósil.
La estadística da para una plática de café, pero las repercusiones de los cambios son profundas… y dolorosas particularmente para quienes usan coches y camiones en este país.
Las exportaciones de petróleo de México a Estados Unidos cayeron de su punto máximo de 1.9 millones de barriles diarios en 2005, a 0.8 millones de barriles al final de 2023.
Consecuentemente, no quedó más que recargarse en los precios de la gasolina y sus impuestos; Juan Pérez que carga en la gasolinera, sustituyó como mejor cliente de Pemex a John Smith, dueño de la refinería.
El año pasado, Pemex cobró por exportaciones de crudo 26 mil millones de dólares, de acuerdo con sus propios reportes. Pero vendió 685 mil millones de pesos en gasolinas y diésel en México, equivalentes a unos 40 mil millones de dólares.
El año pasado, los ingresos petroleros del gobierno cayeron 31 por ciento, en contraste, el cobro de IEPS en la gasolina y el diésel reportado por Hacienda pasó de un subsidio de 80 mil millones en 2022, a un cobro de 230 mil millones que pagaron en 2023 todos los que pasaron por la bomba.
Es tentador echar la culpa a la administración actual de todos los males de Pemex y del sector petrolero, pero el problema comenzó antes.
El derroche presupuestal de gobernadores de todos los partidos durante gobiernos panistas se transformó en una rara astringencia de inversiones durante el sexenio de Enrique Peña Nieto.
El equipo de tecnócratas del priismo parecía apostar todo a las inversiones privadas, descuidando a la empresa nacional del estado a partir de 2014, cuando los precios del barril bajaron de 100 a 50 dólares.
Para ese año había rendido frutos la inversión de nuevas tecnologías de producción de petróleo en Estados Unidos mediante el fracking y la perforación horizontal de pozos.
El mundo se dio cuenta del creciente volumen de producción estadounidense y el precio del crudo se desplomó por su ‘abundancia’.
Ante los bajos precios del petróleo, Pemex desplomó el monto de sus inversiones en exploración y producción: de 40 mil millones de dólares anuales en 2014, pasó a la mitad de esa cifra en 2018.
La administración del presidente Andrés Manuel López Obrador acabó la obra: Apostó por la refinación, en detrimento de la producción de crudo, detuvo el aumento de inversión de empresas privadas en extracción a través de rondas de subastas y fue incapaz de elevar la inversión de Pemex. Mala combinación.
En 2023, esta empresa endeudada hasta con sus proveedores, invirtió 24 mil 700 millones de dólares en exploración y producción de crudo, 14 por ciento menos que en 2022. En esta industria, el que no invierte no cobra.
Pero, sí. En algún tiempo Pemex tuvo una producción tan importante como la que hoy tienen los Emiratos Árabes, la tierra de Dubai.