Parteaguas

¿Es buen momento para ser ‘influencer’?

La gran mayoría de los ‘influencers’ enfrentarán el predicamento de crear por gusto o trueques, más que por dinero o fama.

Si ustedes nacieron el siglo pasado, quisieron estar frente a una cámara o conocen a alguien que quiso ser ‘artista’ y posiblemente aparecer en uno de los canales de Televisa. Si son parte de la generación que no conoció el mundo sin smartphones, su meta puede estar en exhibir su imagen en YouTube… Instagram o TikTok.

Seguramente lo vieron perdido entre tanto ‘post’. Durante la primavera viajó por las redes sociales el mapa de un sondeo que evidenció el oficio con el que sueñan habitantes de cada nación.

Una mayoría de estadounidenses supuestamente desea ser piloto. Españoles y mexicanos, ‘youtubers’ o ‘influencers’. Fama y dinero pueden justificar la intención.

Hay un problema: el dinero disponible dejó de crecer y la cantidad de contenido se va a disparar. Los influencers caen en la realidad de una sobreoferta en el mercado.

No es muy relevante hablar de lo que pagan Facebook o Meta; tampoco de lo que ofrece TikTok. Tienen tantos colaboradores gratuitos subiendo contenido todo el tiempo, que carecen de un sistema transparente y razonable de pago, incluso para los más exitosos.

Para ver cómo andan las cosas es más útil revisar cifras de Alphabet, la dueña de Google y de YouTube: las ventas mensuales por anuncios cayeron 37 millones de dólares hasta marzo, después de las cifras récord de 2022.

Hay que ver qué tanto interesan aún a la gente personalidades como Luisito Comunica o Juanpa Zurita, dos figuras exitosas de sus plataformas.

Este último, un carismático joven surgido de la clase media del sur de la Ciudad de México, subió hace un mes un video con una narrativa basada en los 10 años de su carrera como ‘youtuber’. Acumulaba hasta ayer 382 mil vistas. Eso parece poco.

Es una cifra alta para quien va llegando al mercado, pero para Juanpa Zurita que cuenta con casi 11 millones de suscriptores, debe ser una señal de alerta. Significa que a sólo 3.4 por ciento de sus más fieles seguidores interesó la recopilación llamada “Mi Historia-Especial 10 años”.

La cifra es incomparable, por ejemplo, con los 16 millones de vistas de un video titulado “Póntelo o Cómetelo” que Zurita subió hace siete años, consistente en registrar retos como el de ingerir jabón líquido.

¿Sus nuevos videos acumularán millones de vistas con el tiempo? Es posible, aunque difícil, de acuerdo con ustedes mismos.

Cifras de Google Trends muestran que en 2016 la gente buscaba siete veces más frecuentemente el nombre de Juanpa Zurita que hoy. No solo él enfrenta esta realidad. Una tendencia similar reflejan las búsquedas del nombre de Luisito Comunica.

Quizás el caso más revelador es el de Yuya, la mexicana que se convirtió en una figura global y que en esos días llegó a ser buscada con una frecuencia 16 veces mayor que la actual, de acuerdo con Google Trends.

¿Se acabó su talento? No es posible. Sucede simplemente que la oferta contra la que compiten es mucho mayor, no solo en YouTube, sino a través de otras plataformas que promueven el consumo de videos cortos seleccionados para cada consumidor por la vía de algoritmos. Esa oferta no solo crecerá, sino que va a dispararse.

YouTube acaba de reducir en Estados Unidos el número mínimo necesario de seguidores y de vistas para empezar a obtener ingresos o “monetizar”. Hay incentivos para nuevos postores. Todos sabemos lo que pasa cuando abunda un producto en el mercado.

Si la competencia humana ya lucía importante, dos acuerdos dan pistas de una inminente multiplicación de contenido barato hecho por robots digitales: el de Shutterstock con OpenAI, creadora de ChatGPT, y el otro: la unión de la productora de procesadores (GPU) Nvidia con la agencia de publicidad WPP. Es el inicio de generación masiva y continua de videos de interés comercial comparables con los que hasta ahora nos divierten.

El estancamiento en ingresos de Alphabet y Meta, combinado con la disponibilidad de videos en los que ahora pocos humanos son requeridos, pondrá ahora a la gran mayoría de los ‘influencers’ en el predicamento de crear por gusto o trueques, más que por dinero o fama.

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