Parteaguas

No detengan este proyecto de AMLO II

El proyecto del istmo apunta a la electromovilidad, en donde el margen para innovar es enorme y lo que obtienen las empresas por esas mejoras son ganancias más altas.

Coatzacoalcos tiene una actividad industrial bien grande y no sale de la pobreza. Consideren como ejemplo el valor estancado de las casas de su gente que no creció en términos reales.

A diferencia de lo que pasó con la plusvalía en el norte del país, el precio de esas casas jarochas apenas se movió el año pasado con la inflación, por lo que si sus dueños las venden hoy, podrían comprar prácticamente lo mismo que en 2021… o en 2020. Y eso es para quienes tienen casas.

Eso probablemente supone un tema más relevante que discutir la autoría del Corredor Interoceánico, que ayer abordé en este espacio y algunos lectores atinadamente destacaron. Aquí dije que quien parece que pondrá en marcha esa idea centenaria es el presidente actual, eso tiene mérito independientemente de las fallas de Andrés Manuel López Obrador.

Si bien hay que poner atención a las vías del tren que ahí reparan, lo mejor podría estar en la instalación de fibra óptica y antenas paralelas a esos fierros que pueden llevar a esta estrecha zona del territorio nacional a la economía que más réditos entrega: la de los servicios tecnológicos y disruptivos.

Este párrafo proveniente de un comunicado de la Secretaría de Economía y es clave. Explica a qué deberán dedicarse las empresas que inviertan en las poblaciones beneficiadas con la nueva infraestructura y la prometida exención de ISR:

“A 11 vocaciones productivas: Eléctrica y electrónica; Semiconductores; Automotriz (electromovilidad, autopartes y equipo de transporte); Dispositivos médicos; Farmacéutica; Agroindustria; Equipo de generación y distribución de energía eléctrica (energías limpias); Maquinaria y equipo; Tecnologías de la Información y la Comunicación; Metales y; Petroquímica”.

¿Qué podría venir con el Corredor Interoceánico?

Mejores salarios, y prosperidad. En este espacio he criticado frecuentemente la obstinación de los gobernantes mexicanos por centrarse en la obtención de “empleos”, en lugar de ganar prosperidad. No es lo mismo.

Estadísticas que expuse también aquí, advierten que medidos en dólares, los salarios de los mexicanos prácticamente no han crecido en dos décadas.

Una cosa es tener empleo y otra cosa es poder pagar los estudios de un hijo, sus medicinas ante una emergencia o un buen viaje con el salario recibido. Si no alcanza, lo único que tienen, entonces, es una plaza laboral, no prosperidad. Podrá venir del nearshoring o de lo que ustedes gusten, pero la ventaja es mínima.

¿Por qué están estancados los salarios? Por el tipo de empresas que llegan. Ejemplo: el sector automotor. Con todo y lo caros que ya venden los coches, Ford sigue ganando un 5 por ciento. Vamos, los accionistas obtienen 5 dólares por cada 100 que cuesta un coche. Es el mismo porcentaje de utilidad neta que tenían en 2015.

Hay demasiada competencia en el negocio y los dueños urgen a sus empleados a reducir costos. Por eso vienen a México en busca de mano de obra barata.

El proyecto del istmo apunta a la electromovilidad, en donde el margen para innovar es enorme y lo que cobran las empresas por esas mejoras son precios y ganancias más altas.

Mejor aún: Semiconductores, tecnologías de información… una empresa que reúne todo ello es casi desconocida en México pese a que en cada casa quizás hay dos o tres de sus productos. Se llama Nvidia y su margen de utilidad neto es de 22 por ciento o 22 dólares por cada 100. Algo similar pasa en el negocio de las energías renovables o en la industria farmacéutica. En todas las actividades en las que hay disrupción.

Ojo. Falta mucho. Lo primero es entrenar a la gente y francamente el peso que tiene la lógica de la CNTE en la región del istmo, no ayuda. Si quieren resultados, los alumnos deberían estudiar más sobre genética o energía fotovoltáica que sobre Villa o Zapata.

¿Y quién es el bueno?

Hablando de historia nacional –que siempre debe estar en el plan de estudios– la Universidad Veracruzana atribuye la idea de una conexión mexicana entre el Atlántico y el Pacífico al Rey Carlos I, quien en septiembre de 1513 ordenó buscar cómo conectar los dos océanos. De acuerdo, no es idea de López Obrador, pero esto tomó 510 años y no estamos como para estancarnos en eso.

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