Parteaguas

Pemex intenta, pero le ganan

Aunque las ventas de gasolina en el mundo ya no crecen, las materias primas para plástico no paran de hacerlo; sin embargo, a México le llevan ventaja en este rubro.

¿Qué animal tenía su cobertor San Marcos? ¿Qué edad tenían cuando se enteraron de que estaba hecho de gas?

Puede ser invisible, pero el gas, si no se quema es materia prima y el negocio que más crece para los petroleros estadounidenses.

Ayer, la Agencia de Información Energética (EIA) de Estados Unidos reveló, en pocas palabras, que ese país se consagra además, como la máxima potencia de hidrocarburos en el mundo. Sus ventas de productos derivados de petróleo a otros países crecieron 7 por ciento el año pasado respecto a 2021.

Las empresas internacionales instaladas del otro lado de la frontera vendieron casi 6 millones de barriles diarios de esa mercancía. Eso es seis veces más que lo que produce Pemex.

¿Qué ocurre? ¿Por qué llevan tanta ventaja a los de la torre de la avenida Marina Nacional? A que los refinadores convencieron primero al presidente Andrés Manuel López Obrador. Por eso es que en México todos hablan de una refinería que algún día funcionará en Tabasco, y en estos días, de la que baña de polvo amarillo a los regiomontanos desde Cadereyta.

En detrimento de la petrolera encabezada por Octavio Romero no hay planes de un gran complejo petroquímico nuevo.

Para mala fortuna nacional, las ventas de gasolina en el mundo ya no se elevan, pero las de materias primas para plástico y fibras no paran de crecer. Quien esté libre de pecado, que aviente los primeros leggins.

Lo explica directamente la EIA: “Las exportaciones de Estados Unidos del total de productos derivados del petróleo, que no incluyen el petróleo crudo, se duplicaron con creces a 5.97 millones de barriles diarios en 2022 desde 2.31 millones de b/d en 2010″, advierte esa agencia del gobierno estadounidense.

“El propano fue el producto básico de exportación más grande por volumen en 2022. En 2010, Estados Unidos exportó 109 mil barriles diarios de propano, en comparación con casi 1.4 millones de barriles diarios en 2022″.

Acá, Pemex produce 14 por ciento menos gas licuado que en 2018 y sin ese recurso no hay manera de vender más propano que es demandado, entre otros, por asiáticos urgidos por fabricar desde tapabocas hasta zapatos deportivos.

La cifra ya está en 105 mil barriles diarios, de acuerdo con los datos que Romero le entrega a la secretaria de Energía, Rocío Nahle.

La fabricación de gasolina sí ha recuperado terreno y ya anotó un incremento de 44 por ciento en lo que va del sexenio. Insuficiente hasta la fecha para dar la vuelta al desastre que dejó en la producción de refinados la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

Por eso, el resultado de la relación con los vecinos podía esperarse:

“Las exportaciones de gasolina para motor de Estados Unidos también aumentaron en 2022 y a diferencia de las exportaciones de destilados, superaron los volúmenes de 2019, alcanzando su promedio anual más alto registrado”.

“Históricamente, México ha recibido la mayor parte de las exportaciones de gasolina de Estados Unidos, lo que siguió ocurriendo el año pasado”, divulgaron indolentes los analistas del gobierno estadounidense.

En Pemex hacen su lucha con una producción actual de casi 300 mil barriles diarios, pero echen un ojo a lo que ustedes siguen comprando a los estadounidenses en el otro extremo de la bomba de la gasolinera: 450 mil barriles diarios, hasta diciembre de 2022.

La perspectiva no parece cambiar por el momento. Las refresqueras siguen demandando envases para entregarles refrescos, mientras que el público voltea a ver qué opciones hay para reducir su gasto en una gasolina que supera los 20 pesos por litro.

Una demanda de derivados de petróleo sigue creciendo, mientras que la otra va en sentido contrario.

COLUMNAS ANTERIORES

‘Esto, la verdad, no es serio’
El ‘OXXO’ ya deja más que ‘Walmart’

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.