Columnita Pibil

Esas botas de Tutsi Pop

La Navidad de este año será diferente debido a la pandemia de COVID-19 y, por ello, Jonathan Ruiz Torre recuerda cómo los detalles de esta celebración hace algunos años.

Aún cuando niño, uno intuía quién no había invertido tiempo en el regalo. Si debajo del pino aparecía una bolsa en forma de bota llena de paletas Tutsi Pop, había que sellar de recibido y atender luego asuntos más sustanciosos de la Navidad.

Ándale, Jonathan, márcale a tu tío J. para agradecerle. El protocolo duraba unos 60 segundos de preguntas preestablecidas, respondidas con monosílabos concernientes a la llegada del rígido polietileno relleno de bolas de azúcar: "sí... no... bien... ¡je!…"

Trámite cumplido, ahora sí, rodilla a la Avalancha y a raspar zapatos con las banquetas de la avenida Orizaba, para ver a los nuevos juguetes de los amigos en la Plaza Luis Cabrera.

Mucho cambió la Navidad desde los días cuando la Colonia Roma aún no había sido sacudida por el terremoto de 1985.

No había especulación sobre la cena: bacalao noruego, pavo de rancho, espagueti sazonado con Knorr… romeritos. La tengo lejos, pero casi puedo ver la fachada de esa vieja casona de la calle de Chihuahua.

Ésta será la primera Navidad con Covid-19 y si ustedes tienen una hermana como la mía ya tienen encima el formato de solicitud del menú del 24 de diciembre. ¿Es posible preparar la misma receta en casas distintas y simular estar en la misma mesa con la ayuda de Zoom? Sí lo es, pero el impacto de la experiencia está por verse.

Durante los últimos 200 días, los mexicanos progresaron en sus habilidades gastronómicas más que lo avanzado durante las dos décadas pasadas.

La lista de platos de la cena de 2020 para los afortunados que puedan elegir, puede ir desde un ceviche de huachinango hasta un risotto negro con langosta, gracias Thermomix.

Lo que seguro habrá es pan de masa madre. El Covid-19 nos ha quitado la caminata mañanera a la fila de la panadería para conseguir bolillos calientes y rellenarlos de frijoles y después con algo del recalentado.

Ahora hay que "mandar un Whatsapp" para que un tipo de barba larga aparezca en la puerta con una bolsa de papel rellena de un pan muy bueno, pero que exige tríceps de oro a quien quiera conseguir una rebanada.

Ésta será la primera Navidad con Covid-19, pero debe ser la última con pandemia. No recuerdo un año más duro que además no narrase alguien como un suceso extraordinario.

"No hemos podido salir, estoy sentado en la mesa del comedor todo el día en conferencias y ahora desgasto mis calcetines y no mis zapatos", me decía hace unos días desde Tel-Aviv un proveedor de un servicio digital.

No tardó en verse en el espejo de un hombre con un huso horario de 7 horas de diferencia, que del otro lado de la pantalla enfrentaba en tiempo real un caso indescriptiblemente similar a 12 mil kilómetros de distancia. Nadie es ahora extraordinario, pese a la extraordinaria situación que experimenta.

Hoy intenté encontrar de nuevo bolsas en forma de bota rellenas de paletas. Tengo muchos sobrinos.

Busqué en Amazon… en Mercado Libre, en Walmart.com.mx… "botas Tutsi Pop". La búsqueda me llevó al anuncio en YouTube grabado en los ochenta por un todavía joven payaso Cepillín: "busca las palabras de la suerte en tu palito: Tutsi Invita. Si las encuentras, entrégaselo al tendero y obtén gratis… ¡otra paleta Tutsi Pop!". Procrastiné gustosamente, pero no encontré botas.

Hoy Cepillín ya no alcanza esas notas de voz y por más que busco, solo encuentro un Oxxo en donde hubo tenderos.

Ni Amazon, ni Mercado Libre, ni Walmart, ni Oxxo existían hace una generación en la Colonia Roma. Pero todavía hay paletas Tutsi Pop entregables en bolsas anodinas de polietileno. Extraño ahora el empaque del regalo del tío J.

A cambio de mis envíos, probablemente recibiré textos monosilábicos digitales, o si tengo suerte, un GIF. Me gusta esa ondita digital, no puedo quejarme.

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