Entorno Económico

Razones para un tímido apoyo fiscal

Joel Virgen hace énfasis en la necesidad de que cualquier nuevo apoyo sea quirúrgicamente diseñado e implementado de la manera más inmediata posible.

Un desglose de los apoyos anunciados hasta ahora por el gobierno muestra que aquellos distintos a esquemas ya considerados en el Presupuesto o gasto adelantado llegan a sumar poco más de 0.6 por ciento del PIB. Tal monto sería uno de los más discretos esfuerzos fiscales del mundo emergente en general y de Latinoamérica en particular -con apoyos que van de 2 por ciento en Colombia a 12 por ciento en Perú. ¿A qué se debe? Creo que la respuesta puede ser resumida en al menos tres puntos centrales que expongo a continuación.

Primero, las prioridades establecidas por la presente administración desde su Plan de Nación y posterior Plan de Desarrollo ya sugerían ciertas inflexibilidades presupuestales. El énfasis en ámbitos como el social, los proyectos de infraestructura y las paraestatales del sector energía ya sugerían ciertas rigideces por el lago del gasto público. Por otro lado, restricciones autoimpuestas por el lado de la reticencia a ejercer déficits, incrementar la deuda o los impuestos hacían lo propio por el lado de los ingresos públicos. Justo estas rigideces son las que ahora explican el aparente limitado margen de mayor flexibilidad fiscal que potencialmente podría ser redirigido a gasto contracíclico.

Segundo, declaraciones de altos mandos gubernamentales me llevan a pensar que otra razón para explicar el reducido apoyo fiscal son los supuestos detrás de dichos apoyos. En general, identifico dos supuestos clave. Uno que sugiere que las fuerzas más relevantes a contrarrestar se encuentran circunscritas al corto plazo. Es decir, parece pensarse que la problemática se limita al encierro social y productivo exclusivamente y no necesariamente al entorno posterior. De esta forma, mi impresión es que se lidia con un choque económico que se concibe como limitado al corto plazo.

El otro supuesto parece sugerir que los apoyos encausados a las familias y empresas más vulnerables serán suficientes para reactivar la económica vía consumo e inversión de 'abajo hacia arriba' una vez que termine el encierro. Lo anterior parece también explicar la percepción de suficiencia de los apoyos implementados y la intención explícita de esperar a que 'las aguas se asienten' para después hacer una reevaluación de los daños y las necesidades de mayores apoyos.

Tercero, la nueva estrategia parece definirse en función de aquellas utilizadas en los ochentas y noventas como respuesta a crisis de deuda o de sistema financiero. Específicamente, la actual estrategia pretende evitar explícitamente aquellas acciones que se percibieron como parte de políticas de estabilización de crisis anteriores. De aquí que emergen otro tipo de autorestricciones como aquellas ligadas al apoyo sectorial productivo, incremento en deuda pública o solicitud de apoyos a organismos multilaterales.

Así, de una u otra forma, las anteriores tres razones han terminado por restringir el margen de rebalanceo de gasto en un entorno donde ya se prevé que los ingresos públicos estimados y revisados hace apenas un mes podrían quedarse cortos este año.

Desde luego, no considero que lo anterior sea suficiente para pensar que no habrá más apoyos en el futuro cercano. Solamente haría énfasis en la necesidad de que cualquier nuevo apoyo sea quirúrgicamente diseñado e implementado de la manera más inmediata posible. La recesión sí parece llevar prisa.

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