Entorno Económico

Largo y sinuoso camino de recuperación

A partir de las cifras de junio habrá tasas de variación mensual y trimestral positivas, siempre y cuando no se dicten nuevos encierros o se presente un nuevo choque económico.

Ahora ya sabemos que la economía mexicana se desplomó 17 por ciento en el segundo trimestre del año, aquel trimestre de encierro social y productivo. Eso, a tasa anualizada, corresponde a un ritmo de deterioro de más o menos 50 por ciento. No obstante, nadie espera que tal ritmo de caída continúe, al menos no desde un escenario base o central. De hecho, se anticipa que la recuperación habría comenzado en junio. A tal mes le correspondería una tasa de recuperación de 9 por ciento respecto a mayo. Esa recuperación correspondería al incremento de movilidad y primeros esfuerzos de reapertura, principalmente enfocada en sectores esenciales. No obstante, en esta ocasión quisiera poner en perspectiva el esfuerzo de recuperación necesario para volver a los niveles de actividad previos a la crisis actual, digamos, al nivel del último trimestre de 2019.

Lo siguiente no pretende conformar un escenario de alta probabilidad, sino poner en dimensión el horizonte razonable en que transcurriría la recuperación de la economía mexicana. Lo anterior es importante al considerar que a partir de las cifras de junio comenzaremos a observar tasas de variación mensual y trimestral positivas. Claro, lo anterior siempre y cuando no se dicten nuevos encierros o se presente un nuevo choque económico.

Pues bien, partamos desde las cifras observadas de crecimiento del PIB para el presente año: en el primer trimestre se contrajo 1.2 por ciento y en el segundo 17 por ciento. En este punto haría el primer supuesto: una recuperación de 10 por ciento en el tercer trimestre, esto con el fin de considerar un repunte importante, el cual incorporaría cierto efecto favorable de base de comparación. A partir del cuarto trimestre del año propondría un par de escenarios.

Primero, supongamos que comenzando el cuarto trimestre del año nuestra economía se recupera al ritmo de 0.7 por ciento. Tal ritmo de recuperación es justamente la mediana de avance trimestral desde el punto mínimo que alcanzó la economía mexicana en la Gran Contracción de 2009 y hasta antes de la recesión técnica de 2019.

Con este supuesto, nuestra economía se desplomaría 10 por ciento el presente año pero crecería en 2.1 por ciento en 2021 y 2.8 por ciento en el periodo 2022-2024. No obstante, este escenario implicaría que la economía mexicana alcanzaría su nivel de cierre de 2019 (previo a la pandemia global) hasta mediados del año 2024.

Segundo, ahora supongamos que la economía se recupera a un ritmo más acelerado. De hecho, supongamos que se recupera a un ritmo del doble (1.4 por ciento). Dicho ritmo correspondería al observado tras la Crisis del Tequila de 1995 (del tercer trimestre de 1995 al tercero de 2000). En un escenario así, México crecería a los robustos 4.4 por ciento en 2021 y a 5.7 por ciento en 2022. En este caso, la convergencia a niveles previos a la crisis actual se presentaría hasta mediados de 2022.

Con lo anterior no se quiere sugerir que la recuperación replicará las experiencias post Crisis del Tequila (1995) o Gran Contracción (2009), pero creo que sí pone en perspectiva qué tan pacientes tendríamos que ser en el periodo de recuperación. Más aún, nos prepara para dimensionar el verdadero peso de las cifras mensuales y trimestrales que estamos a punto de ver publicadas, en su gran mayoría ya reportando avances.

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