Entorno Económico

La tensa pausa de Banxico

Los principales determinantes de la reacción de Banxico seguirán imponiendo por sí mismos un sesgo claro: el acomodaticio.

Banxico optó por dictar una pausa en su proceso de relajación monetaria muy recientemente. Fue la primera vez desde que la tasa de fondeo es utilizada como herramienta de política monetaria en que se dicta un alto o pausa sin hacer un último movimiento en ella (en este caso recorte). En este contexto, y a sólo unos días de haber tomado tal decisión, ya hay señales que confirman que tal pausa no será fácil para los participantes en los mercados. Bastó anticipar un dato de inflación baja para la primera quincena de noviembre para que la curva de rendimientos internalizara la posibilidad de un nuevo recorte en la tasa de referencia tan pronto como en diciembre. A continuación, tres consideraciones en este marco.

Primero, en el fondo no es tan relevante si el dato de inflación que hoy se publicó fue excepcionalmente bajo para una primera quincena de noviembre o no. Lo relevante es confirmar lo sensible que son las expectativas en un contexto de pausa monetaria frente a un marco de profunda holgura económica y volátil comportamiento de los precios. Más aún, considerando el fortalecimiento del peso mexicano frente al dólar y su impacto en el margen de maniobra para el esfuerzo de relajación del Banco Central.

La pausa será tensa, sobre todo en el camino de regreso o dilución del choque en precios relativos que llevó a la inflación en México a niveles por arriba del límite superior del rango de variabilidad de Banxico (3 por ciento +/- 1 por ciento). La reversión de tal efecto y su eventual sendero de convergencia hacia el objetivo de inflación alimentará seguramente la imaginación de los mercados, tratando de ubicar la mejor ventana para que Banxico profundice su avance en terreno laxo.

Segundo, partiendo de la categorización de pausa en el esfuerzo de relajación monetaria, una de las incógnitas más relevantes es cuánto más podría recortar el Banco Central de interrumpirse tal pausa. Si atendiéramos al nivel de tasa de interés real actual y a aquellos alcanzados en el pasado (por ejemplo, en el contexto de la Gran Contracción de 2009), no parecería sorpresivo suponer que el margen de maniobra restante sería de, al menos, otros 100 puntos base.

Desde luego, el anterior ejercicio comparativo no sería concluyente. Cabría profundizar en la evaluación del tamaño del diferencial de tasas de interés entre México y el exterior, elemento que ha sido subrayado insistentemente por la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno de Banxico como un factor clave en la determinación del espacio adicional de relajación monetaria. Aquí sólo considero válido suponer que una pausa no habría sido dictada si sólo se contemplara un espacio meramente marginal de relajación adicional potencial.

Tercero y último, se pone énfasis en la nueva composición de la Junta de Gobierno a partir de 2021. Los participantes en los mercados se cuestionan sobre la independencia y el posible sesgo del perfil del nuevo miembro que habrá de sustituir al subgobernador Guzmán. Sin embargo, tengo la impresión de que de cualquier forma los principales determinantes de la función de reacción de Banxico seguirán imponiendo por sí mismos un sesgo claro: el acomodaticio.

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