Entorno Económico

Etapas de un duelo aeroportuario

Joel Virgen nos muestra las reacciones de diferentes sectores luego de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco.

Negación. Ira. Negociación. Depresión. Aceptación. Tras los resultados de la consulta popular, los distintos agentes económicos y de mercado han pasado por todas estas fases. No todas han sido superadas. Permítanme ubicar aquí estas fases e identificarnos en el plano de una respuesta natural a un choque. En este caso, algo más que la cancelación de una enorme obra de infraestructura. Es probable que a estas alturas muchos tendremos claro que el tema va más allá de dicha cancelación y hoy se trata de la asimilación de una señal poderosa para los inversionistas actuales y futuros.

Negación. "Esto no puede estar pasando". Todos, mercados, empresarios y opinión pública realmente no tuvieron tiempo de quedar varados en esta fase. El resultado de la consulta pudo no haber sido una sorpresa después de todo. Esto al tomar en cuenta el sesgo por construcción de la misma y la probada efectividad de las preguntas incluidas en la boleta de la consulta en cuanto a la inclinación a la cancelación del proyecto de Texcoco.

Ira. "¿Por qué yo? ¡No es justo!". Los mercados reaccionaron abaratando drásticamente los activos financieros locales el lunes 29 de octubre. Los mercados no castigaron, reaccionaron a lo que concluyeron implicaba un deterioro en las expectativas macrofinancieras. Si se extralimitaron o exageraron eso aparentemente todavía no lo deciden, dichos activos no se han revalorado sustancialmente tras el choque. Por su parte, los empresarios reaccionaron manifestando su extrañamiento y expresando un sentido de desilusión y desencanto.

¿Los analistas? Presenciamos la materialización de algunos de los elementos de riesgo que hasta ese punto permanecían a un costado de un escenario central donde la opción de la continuación del proyecto aeroportuario era el más poderoso en términos de factibilidad técnica y económica.

Negación. Sí, todavía existe la esperanza entre algunos participantes del mercado e inversionistas de que el proyecto de Texcoco puede ser rescatado. ¿Es posible? Preguntan todavía algunos. Quizás no se han convencido que lo que presenciamos fue un manifiesto de ruptura entre un régimen y otro. En esta fase todavía hay público. No todos, sin embargo.

Depresión. Aquí se ubican los que extrañan la anterior realidad. Se busca una razón de seguir. Aquí probablemente encontramos las primas de riesgo todavía amplias y el potencial deterioro del clima de negocios y valor reputacional erosionado. Veremos en unas semanas, por ejemplo, la reacción de la confianza de consumidores y productores que hasta hace poco internalizaban un futuro brillante. Constataremos si hay depresión o la confianza ha atravesado sin chistar un trago amargo.

Aceptación. En este punto se aprende a vivir sin lo ausente. Valdría la pena preguntarnos qué tan cerca nos encontramos de esta fase. Estamos listos para aceptar el nuevo statu quo, recalibrar nuestros riesgos, refundar el marco desde el cual analizar esta economía mexicana y sus mercados e identificar las nuevas oportunidades. Aquí es relevante sin duda la provisión de información, el control de daños y el paso firme cuesta arriba en la recuperación de la confianza. La anterior sin duda un elemento clave en toda ecuación de determinantes de la inversión.

La señal fue enviada desde el domingo 28 de octubre por la noche. Para el momento en que el presidente electo se dirigía a la opinión pública.

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