Entorno Económico

El alboroto con la ‘guía prospectiva’

A los bancos centrales se les ha acusado de no cumplir las promesas asumidas respecto al curso de la política monetaria.

En fechas recientes, algunas críticas hacia algunos bancos centrales de países desarrollados y emergentes se han enfocado en el fallo en “honrar” sus guías prospectivas. Es decir, se les ha tachado de no cumplir las “promesas” establecidas con antelación respecto al curso de la política monetaria futura. En este sentido, me aboco en recordar los objetivos, límites y áreas de oportunidad en el uso de la guía prospectiva como herramienta de política monetaria en el incierto contexto actual.

Primero, vale la pena recordar que tal guía es una herramienta de comunicación con el público acerca del curso futuro de la política monetaria. Dicha herramienta puede influenciar las decisiones de familias y empresas cuando son utilizadas para tomar decisiones de gasto e inversión.

La herramienta fue utilizada intensivamente hace más de una década, cuando los bancos centrales del mundo desarrollado alcanzaron tasas de referencia cero en términos nominales. En aquel entonces, la guía prospectiva fue utilizada con el fin de reforzar más aún su postura acomodaticia, en ausencia de espacio adicional en la tasa de referencia y como mecanismo clave para nutrir la formación de expectativas del público sobre el futuro de la economía y la inflación.

En la actualidad, se puede decir que la guía prospectiva ha sido clave para navegar el muy incierto panorama inflacionario y de crecimiento económico, reforzando las señales enviadas a través de un ciclo alcista.

Segundo, al acercarnos a pico o tasa terminal de política monetaria, tras casi un año de alzas (por lo menos en Latam), la guía se vuelve también clave en el bosquejo no sólo del fin del ciclo restrictivo sino de lo que hay del otro lado. Aquí es importante aclarar que tal guía suele ser considerada fallida cuando se lleva al extremo de lo inmediato y no es cumplida por el banco central que la emitió. Bajo el clima de exacerbada incertidumbre actual, donde los fallidos pronósticos de inflación son lo del día a día, una guía prospectiva enfocada en lo inmediato puede ser riesgosa.

Desde mi perspectiva, si un banco central es históricamente congruente en sus decisiones, el pronóstico de política monetaria de los analistas viene de otro lado. Por ejemplo, de la ganancia gradual en entendimiento de la función de reacción del banco central en cuestión.

En cambio, si la guía prospectiva se enfoca en la direccionalidad de la política monetaria, y en continuar nutriendo el entendimiento del proceso de toma de decisiones, se corren menos riesgos de “decepcionar” a propios y extraños.

Ahora, si se opta por enviar una señal razonablemente clara con implicaciones para la reunión de política monetaria más inmediata, la cual considera un margen para el error (o dicho de otra forma, parte de un espacio de sobra para equivocarse en lo inmediato) y además es cumplida, el asunto se vuelve distinto.

Tercero. La efectividad de la guía prospectiva no es independiente del grado de credibilidad del banco central en cuestión. En la misma lógica de “Pedro y el lobo”, en la medida en que la guía sea razonablemente cumplida, dicha herramienta confirmará o hasta ganará en efectividad. Así, no se espera el mismo efecto de una “promesa” proveniente de un ente con robusta reputación de cumplimiento, que de uno con credibilidad dudosa.

En el actual contexto, se puede prometer que las condiciones monetarias se mantendrán astringentes hasta que sea observada una consolidación en el proceso de convergencia de la inflación, pero la efectividad de esta “promesa” puede variar entre bancos centrales. Aquí se encuentran ahora los bancos emisores de Brasil y Chile y pronto los de Colombia y México, todos los anteriores a la vanguardia en sus esfuerzos de política monetaria dentro del bloque de emergentes.

El reto está frente a los bancos centrales sin discriminar latitudes. Irónicamente, parte de su potencial efectividad se construyó detrás y pudo fortalecerse en los difíciles últimos meses.

COLUMNAS ANTERIORES

El fantasma de las crisis sexenales pasadas
Banxico y el arte de alternar

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.