La Nota Dura

¿El 'show' debe continuar?

¿Cómo seguirá el 'thriller' político? Parece que lo único que harán en este gobierno será perpetuar el chiste de la política nacional.

La primera escena del thriller político empieza en el piso 45 de la torre de una trasnacional. Ahí en una oficina aparece una manta de tres metros por cuatro que cubre toda una pared, la toma se cierra a la fotografía de los 500 congresistas y 128 senadores, todos tienen un color junto a ellos, rojo, amarillo y verde, es el semáforo de la corrupción: los amarillos son los indecisos, los rojos los que no tienen precio y los de color verde, que ya fueron comprados, todo para operar y llevar la guía de la aprobación de las reformas presidenciales. La escena termina con uno de los personajes –que se reconoce mafioso tan sólo con el gesto– sonriendo plácidamente. En una oficina de la casa presidencial, el número dos del gobierno, y el Ejecutivo hacen cálculos mentales de cuánto costará su pacto de corrupción, ellos son los que dan las órdenes, los que juegan a comprar el país. En otra de las escenas se muestra cómo maletas deportivas repletas de dinero salen de las oficinas de la trasnacional en aeronaves de la Fuerza Aérea directo a los estados donde se cocinan las elecciones, es parte de la trama, apenas es el inicio de la serie, no ha llegado ni a 30 minutos el primer capítulo y ya promete.

Lo que podría ser el guion de una escena de mafiosos y políticos corruptos promedio, es lo que se ha publicado en nuestro país en los últimos siete días sobre el caso del exdirector de Petróleos Mexicanos y colaborador cercano del presidente, Emilio Lozoya. Los 'guionistas' son los reporteros de Reforma, Claudia Guerrero y Abel Barajas, el periodista de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, Raúl Olmos y la reportera del semanario Proceso, Jesusa Cervantes. Nada de lo que acaba de leer en el primer párrafo es escrito desde la ficción, todo tiene sustento periodístico. La escena pondría a cualquier democracia europea en jaque, o incluso a cualquiera latinoamericana, el entramado Odebrecht ya cobró factura por todo el continente, en México seguimos esperando.

Hoy cumple 13 días Emilio Lozoya en un hospital privado de la Ciudad de México, sabemos poco de su condición de salud, trascendió hace cinco días que fue operado de una hernia hiatal, de la cual se recupera, y recordemos que está ahí por un diagnóstico que indicaba que tenía anemia y un malestar en el esófago.

¿Cómo seguirá el thriller político? Los últimos días también han sido parte de una trama increíble, que incluye un señuelo para la prensa y una negociación en lo oscurito.

El tiempo ganado (¿o perdido?) por el gobierno de López Obrador debe dar frutos esta misma semana, hoy a las 9 de la mañana es la cita a su primera audiencia. Hay tantos pendientes, entre ellos que esclarezca el boquete de miles de millones de pesos que dejó en Petróleos Mexicanos y las decenas de desvíos registrados por la propia Auditoría Superior de la Federación.

Mientras ocurre este show judicial, el Presidente hace el propio, pone al avión como escenografía y pide a la prensa que no se hagan preguntas fuera del guion de la aeronave, después da un recorrido VIP, insiste en una rifa que, de realizarse, será en el peor contexto, en el de una pandemia que ha costado decenas de miles de vidas y que nos tiene sumidos en la peor crisis económica desde 1995.

¿El show debe continuar? No. Suficientes payasos y chistes de mal gusto hemos tenido en las últimas décadas, al final no nos han hecho reír. Este sexenio nos prometió quitarles las sonrisas de la cara, parece que lo único que harán será seguir perpetuando el chiste de la política nacional.

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