La Nota Dura

A ningún lado

Con más pena que gloria, con la renuncia de Alfonso Durazo termina el primer capítulo de una estrategia de seguridad de la 4T que no fue a ningún lado.

La recuperación de paz en este país, antes de la crisis sanitaria por la que atravesamos, era el reto principal del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Cómo detener la espiral de violencia? ¿Cómo dejar de acumular masacres? ¿Cómo quitarle el poder a un crimen organizado de cientos de cabezas por todo México? La respuesta que nos ha dado su gobierno, de forma muy desorganizada y sin mucha claridad, es la de la creación de una Guardia Nacional. Descrita por el especialista Alejandro Hope como "un extraño híbrido, civil en la norma y militar en la práctica, ubicado administrativamente en la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, pero gobernado para casi todos los fines por la Secretaría de la Defensa Nacional", ha sido insuficiente. ¿Cuál es la principal diferencia entre esta estrategia de seguridad y la presencia militar en sexenios anteriores? Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, respondía que en el gobierno actual no se actuará con base en operativos, sino que este grupo élite tendrá presencia continua en todo el territorio, lo que hace este esfuerzo de seguridad el más ambicioso de los últimos años. Dicho esto, el encargado de la Guardia Nacional, al menos en lo administrativo, ayer tiró la toalla.

Pudieron más sus ambiciones políticas que el proyecto de seguridad planteado hace dos años desde Palacio Nacional. Durazo ayer se despidió así: "Valoro muchísimo la oportunidad histórica que me dio de ser parte de este proyecto para combatir la inseguridad en el país, recibimos un país oliendo a pólvora con cientos de miles muertos y desparecidos, recibimos al país en el peor escenario posible […] Les anuncio que renuncio al gabinete, pero no al proyecto político que ha encabezado el Presidente, mucho menos renuncio a respetar y reconocer su liderazgo político, la congruencia que ha tenido en su ejercicio como gobernante me compromete a continuar en ese proyecto sumando mi esfuerzo ahora desde otra trinchera política".

Lo hizo desde la conferencia matutina en Palacio Nacional, y vale la pena detenernos un poco en estas líneas, dice que recibió este país con cientos de miles de muertos y desaparecidos, la mala noticia es que MANTIENE el país en esa misma forma, sigue el peor escenario posible en México; para "continuar" el proyecto del Presidente, Durazo se entrega a las pasiones electorales y luchará por la gubernatura de Sonora. De la seguridad a la grilla política.

Recuerdo las palabras de Durazo en su comparecencia frente al Senado, en abril de 2019: "Nos proponemos lograr un punto de inflexión en la tendencia de la criminalidad en los primeros seis meses de su aplicación. Un punto de inflexión en la tendencia creciente. Lograr niveles de paz y tranquilidad en los primeros tres años y aprovechar los tres años restantes del sexenio para consolidar los resultados y entregar el 2024 un país estable y en paz". Nada se logró y no llegó ni a los tres años, se queda en un año y diez meses, que alguien más llegue a esos inexistentes 'puntos de inflexión' y a ver si logra paz y tranquilidad.

¿Alguien notará su ausencia en la estrategia contra el crimen organizado? ¿Se viene un desconcierto en las decenas de miles de integrantes de la Guardia Nacional después de su renuncia? Ya sabemos la respuesta a este par de preguntas, con más pena que gloria, aquí termina el primer capítulo de una estrategia de seguridad de la 4T que no fue a ningún lado.

COLUMNAS ANTERIORES

‘La vocera’
¿Dejó de confiar?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.