Javier Murillo

Las máquinas podrán desarrollar su propia intuición

Javier Murillo nos habla de un esquema creado por investigadores de la Universidad del Estado de Carolina del Norte para permitir a los sistemas de inteligencia artificial aprender mejor las nuevas tareas mientras retienen lo que han aprendido.

La intuición no es más que agolpamiento súbito de la experiencia acumulada, que le permite a los humanos tomar decisiones instantáneas, sin involucrar un proceso de reflexión.

Investigadores de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, financiados por el Ejército de EU, crearon un esquema para redes neuronales profundas que permite a sistemas de inteligencia artificial aprender mejor las nuevas tareas mientras retienen lo que han aprendido.

Por ejemplo, al realizar una operación urbana, un robot con ruedas puede aprender nuevos parámetros de navegación para zonas urbanas o ciudades, pero aún necesita operar de manera eficiente en un entorno que se haya encontrado antes, como un bosque o una playa. Los científicos trabajan en una técnica llamada 'experience replay' que permite almacenar las experiencias de manera aleatoria, las más recientes junto a las anteriormente aprendidas, entretejiéndolas de un modo similar a lo que ocurre en el cerebro durante el sueño.

Es precisamente nuestra capacidad para conectar memorias entre sí, lo que está en la raíz de dos capacidades humanas: planificación e imaginación. El hecho de que la IA sea capaz de sortear algunos de los mayores obstáculos que aún se interponen en su progresión podría depender de que encontremos un equilibrio adecuado entre la capacidad para recordar, olvidar y preparar el terreno para desarrollar la intuición.

Expertos en la materia trabajan para perfeccionar el "proceso de la memoria y el olvido". Una IA que recuerde demasiado pierde la capacidad de extraer conceptos generales de experiencias pasadas, tendiendo a centrarse únicamente en los detalles de estas. A este fenómeno lo conocemos como 'sobreajuste'. Y el tema puede ir más allá. Si un robot no cuenta con mecanismos específicos de almacenamiento de información corre el riesgo de caer en lo que conocemos como 'olvido catastrófico'.

Ante esto, investigadores recurren a módulos de memoria que salvaguardan patrones aprendidos que no se sobrescriban con nueva información.

La complejidad nos remite a revisar de manera breve y entender qué ocurre en estos casos dentro del cerebro humano y su proceso de almacenamiento y discriminación de información. Todo este material, sobre el que actúa nuestra inteligencia, muy bien podría someterse a su propio reciclaje.

El comportamiento humano es creer que lo recién llegado es superior a lo que viene a sustituir. Sin embargo, toda experiencia y conocimiento pasados, una vez depurados y actualizados, quedan listos para un nuevo aprendizaje, favorecen así nuestra sabiduría. Esto será el siguiente nivel de la IA, máquinas con ocurrencias como las humanas.

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