Isabel Cruz

El Rescate del Campo y la necesaria Revolución financiera

Isabel Cruz Hernández indica que para lograr el rescate al campo, como ha propuesto el actual Gobierno, se requiere apoyar la expansión de intermediarios financieros rurales que manejan ahorro y crédito y tienen una vocación territorial.

Para lograr los objetivos económicos de rescate al Campo el nuevo gobierno debe impulsar una verdadera Revolución Financiera, reformas legales y políticas públicas reflejadas en el presupuesto para lograr un moderno e incluyente sistema financiero, con la más amplia capilaridad en el país. Un sistema que posibilite a la mayoría de la población rural, hombres, mujeres, adultos mayores, jóvenes, pequeños productores, mujeres tener acceso a una cuenta de ahorro, acceso a medios electrónicos de pago y acceso a créditos adecuados para la actividad económica. En forma complementaria acceso a seguros de vida, seguros agrícolas pensiones y medios de pago.

Una porción importante de programas sociales del nuevo gobierno van a dirigidos a la población pobre y vulnerable que habita en zonas rurales. Así como también los destinatarios de los programas de desarrollo: sembrando vida, producción para el bienestar, precios de garantía a pequeños productores, tandas, microcréditos, crédito a la palabra ganadero, entre muchos otros. La necesidad de realizar pagos electrónicos mediante al menos 25 millones de tarjetas y otorgar créditos a millones de personas sin acceso actual, establecen una clara necesidad de otorgarle a la Revolución Financiera un lugar importante en el Plan de Desarrollo 2019-2024.

La banca comercial con presencia en zonas urbanas y semiurbanas puede apoyar haciendo efectivas la masificación de cuentas de ahorro Nivel 1, reduciendo sus comisiones a servicios y apoyando la masificación del CoDi, -mecanismo de pagos persona a persona a través del celular-. La banca de desarrollo hoy con limitada penetración y baja capacidad operativa (Bansefi); sin sucursales y con cobertura no mayor al 15% y 10% de crédito productivo ( Financiera Nacional de Desarrollo y FIRA respectivamente) requieren una cirugía mayor y reformas de distinto tipo; los medios electrónicos subdesarrollados en el Campo por la limitada inclusión digital necesitan plataformas tecnológicas de amplia inclusión y un Sistema Nacional de Pagos electrónicos inclusivo. La Banca Social integrada por Socaps, sofincos y sofipos debe crecer, crear sus bancos de integración sectorial y multiplicar por diez las 3,450 sucursales actuales, así como acceder a los medios electrónicos de pagos para pagar los programas sociales.

La transformación de Bansefi en el Banco del Bienestar y la expansión de sus sucursales y ventanillas con uso de tecnologías digitales impactará en medios de pago, pero no será rápida su expansión y funcionalidad, aunque haya voluntad. Para el otorgamiento de crédito, la creación de la Financiera Nacional Agropecuaria (FINAGRO) a partir de la integración de (4) instrumentos gubernamentales Seguros Agrícolas (Agroasemex), Capital de riesgo compartido (FIRCO), capital de riesgo (FOCIR) y crédito (FND), con un quinto elemento que es la creación de un sistema de garantías recíprocas emulando el modelo Español es una excelente noticia, pero aún no significa una expansión masiva del crédito. Para lograr una expansión masiva requiere complementarse de una amplia gama de intermediarios financieros rurales.

La mejor solución es apoyar la expansión de intermediarios financieros rurales que manejan ahorro y crédito y tienen una vocación territorial, la Encuesta Nacional Agropecuaria del 2012, 2015 y 2017 ya los muestra como líderes en el otorgamiento de crédito agrícola (25% de los créditos otorgados), porque éstos no sólo integran la participación y el conocimiento de los pequeños productores organizados en los territorios, también aportan recursos propios (ahorro rural) que combinados con los de la banca de desarrollo no sólo aumentan la base monetaria de financiamiento, logran llegar hasta las zonas de mayor marginación creando una fuerte capilaridad financiera; son sostenibles, es decir no dependen del crédito de la banca de desarrollo, pues su función de ahorro – crédito le exige movilizar ahorro local, prestarlo y lograr equilibrio financiero; y su carácter de organizaciones de productores les da la vocación de servicio y no exclusivamente de rentabilidad financiera. Estos intermediarios financieros son profesionales dado su marco regulatorio. Los sistemas de ahorro y crédito son la mejor solución para todo el país, pero especialmente para las zonas rurales marginadas, de agricultura campesina del sur del país donde se concentran las experiencias más relevantes.

La historia muestra que los modelos de negocio de intermediarios financieros enfocados al crédito, tales como dispersores de crédito, sofomes, agentes procrea o parafinancieras son definidos exclusivamente por la rentabilidad y dependen del subsidio y otorgamiento de líneas de crédito de la banca de desarrollo.

La Revolución financiera que necesita el campo, exige expandir los actuales intermediarios financieros, pero también crear muchos más, para contar con al menos 15 mil sucursales rurales lo que significa emular la organización financiera de los pequeños productores y construir capacidades locales.

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