Isabel Cruz

Cajas populares y ahorro rural, principales financiadoras de productores

La propiedad social de la tierra y los pequeños productores sufren hoy la mayor de las exclusiones financieras, así como 40% de los municipios que no cuentan con una sucursal bancaria.

La Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA, 2017), muestra que las Cajas son la más importante opción de acceso a los productores rurales. Las tres décadas de abandono al campo, la Banca de Desarrollo se orientó por estrategias financistas dejando a un lado el enfoque de desarrollo. Mantuvieron acceso al crédito sólo aquellos que tenían garantías y activos para demostrar rentabilidad.

Treinta años después todo cambió, la agricultura cayó del 7% al 1.5% del crédito a la economía y el acceso de productores al crédito del 40% al 9.9%. La propiedad social de la tierra y los pequeños productores sufren hoy la mayor de las exclusiones financieras, así como 40% de los municipios que no cuentan con una sucursal bancaria. La Banca comercial redujo su financiamiento a sólo grandes empresas comerciales y los pequeños productores tienen muy poco acceso a servicios financieros.

Los objetivos de la 4ª.Transformación: de rescate al campo, logro de autosuficiencia alimentaria, superación de la pobreza y mayor bienestar de los hogares rurales requiere de un Sistema Financiero Rural Incluyente, con presencia en la mayoría parte de los municipios. Recursos para prestar a las deterioradas economías rurales y servicios financieros para la vida común de sus habitantes. Recibir una remesa de los paisanos que se fueron a los EEUU, tener una cuenta de ahorros, acceso a seguros de vida, incluso un lugar donde obtener los subsidios sociales de "sembrando vida", "Jóvenes construyendo el futuro", "Becas Benito Juárez", o "adultos mayores", sin tener que trasladarse 3-4 horas hasta una ciudad. Hoy el acceso a los medios de pago son tan importantes como el acceso al crédito.

Para construir un nuevo Sistema Financiero Rural se requiere la convergencia de múltiples instituciones financieras en cooperación o complementariedad atendiendo diversos nichos de mercado; pero también exige fomentar la creación de más sociedades de ahorro y préstamo con enfoque territorial, propiedad de los productores. Hoy la banca de desarrollo debe refundarse y ser parte de una revolución financiera: generar mercados, sistemas financieros e instituciones no dependientes del fondeo de la banca de desarrollo.

Es importante el giro del enfoque. No es sólo acceso al crédito productivo lo que hace falta, sino construir sistemas financieros auto-sostenibles, instituciones financieras fuertes y confiables que movilicen recursos de ahorro para reinvertir en crédito, que se asocien a la Banca de Desarrollo para lograr efectos multiplicadores de capitalización y desarrollo económico, no simples correas de distribución del crédito de la banca de Desarrollo.

Las bases de este gran giro financiero están dadas. La regulación del ahorro y crédito popular en 2001 ha generado la aparición de un sistema de ahorro y crédito integrado por pequeñas instituciones territoriales y especializadas: Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo, Sociedades Financieras Populares y Sociedades Financieras Comunitarias (SOCAPs, SOFIPOs y SOFINCOs). Y estas sociedades se han convertido ya en la principal fuente financiera de acceso al crédito en cuanto al número de productores acreditados (23% de productores reciben crédito de una "caja popular"). El mayor monto de dinero, sin embargo sigue siendo el de la banca de desarrollo (FIRA y FND), que concentra el financiamiento público en el top de la pirámide de ingresos rurales.

Los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (Inegi) 2017 registra una importante evolución. Aunque la Banca de Desarrollo es la más fuerte en montos de financiamiento, el mayor acceso de productores se da a través de "cajas populares" que no se fondean con la banca de desarrollo. Que operan con sus propios recursos, dando crédito con la captación de ahorro de las regiones donde operan.

Se ha prestado muy poca atención a la creciente importancia del sector ahorro y crédito popular que para 2017 representa el mayor oferente de crédito a los productores rurales con el 23%; frente a la FND con 15.7%, la banca comercial con 11%, las Uniones de Crédito con 3.4% y las Sofomes con 1.7%. No obstante proveedores y compradores en conjunto representan 38.2% de los créditos otorgados, lo que significa que la mayoría de productores que tienen acceso al crédito lo tienen con fuentes y relaciones comerciales desfavorables al productor: en lo peor, insumos y semillas caros y precios amarrados.

Un segundo aspecto a considerar es la gama de servicios que ofrecen las sociedades de ahorro y crédito, que son Microbancos territoriales, ofreciendo servicios de ahorro, de pago de servicios, de créditos y pronto-esperamos- medios de pago integrados al sistema financiero nacional.

Las sociedades de ahorro y préstamo (SOCAPs y SOFINCOS), son sociedades mutualistas, de propiedad colectiva, con servicios financieros integrales. Capaces de aportar el ahorro captado mediante crédito a las economías locales. Un socio estratégico de mayor envergadura si lo que se quiere es construir Sistemas Financieros Rurales sostenibles, incluyentes. México perdió su banca nacional, necesita volver a construir sistemas financieros para la economías rurales.

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