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Una nueva realidad

La incertidumbre y el miedo son factores en común entre la gran mayoría, si no es que todos los mexicanos.

Por Carlos M. Buenfil Rangel , Integrante del Comité del Comité Técnico Nacional de Finanzas Corporativas del IMEF .

Cuando los epidemiólogos hablan sobre retomar nuestras actividades cotidianas, hablan sobre el regreso a una nueva realidad. Y la verdad es, que a raíz de las consecuencias de la pandemia en la que nos encontramos, la realidad con la que conviviremos durante los próximos meses será muy diferente a la que dejamos atrás.

La incertidumbre y el miedo son factores en común entre la gran mayoría, si no es que todos los mexicanos. Las afectaciones han sido altamente perceptibles y los pronósticos de los expertos sobre el futuro de un gran número de industrias y empresas no son muy favorables.

Empresas grandes, que recién habían realizado inversiones relevantes y aquellas que ya contaban con problemas económicos, encabezan los titulares de los periódicos sobre el peligro de desaparecer y dejar a miles de empleados sin trabajo. Sin embargo, aquellas que generarán mayor impacto en la economía del país son empresas con mucho menor foco mediático.

De acuerdo al INEGI, más del 95% de las empresas en México se encuentra en la categoría de Microempresa (1-10 empleados). A su vez, estas empresas generan 7 de cada 10 empleos en México y más del 50% del PIB nacional. Sin embargo, sólo se espera que la mitad de ellas llegue a los 2 años de vida, y menos del 15% de las empresas que obtienen financiamiento caen en esta clasificación.

Los emprendedores de estas microempresas, que muchas veces operan ellos mismos, buscan apoyar a su familia, y serán los más afectados por el golpe económico a raíz de la pandemia. La suspensión temporal de operaciones, así como la baja en el consumo por la incertidumbre, serán elementos que podrían acelerar la defunción de estas empresas a un ritmo alarmante. Adicionalmente, el poco acceso al financiamiento por falta de confianza hacia estas empresas no se limitará, sino se agravará.

De acuerdo a estimaciones del Comité Técnico Nacional de Estudios Económicos del IMEF, se podrían perder un millón de empleos formales este año.

Es hora de aceptar esta como una nueva realidad, pero esta realidad no impide la capacidad de adaptación y mejora.

El impacto de ver cómo, sin previo aviso, un evento totalmente fuera del alcance de todos afecta la vida de miles a nuestro alrededor no es nuevo para los mexicanos, sino que se presenta ahora de una manera diferente. Y como en las pasadas ocasiones, la capacidad de aportar y mejorar es alcanzable, pero la fórmula presenta novedades.

Los tiempos cambian, y con ellos es necesario la evolución. Instituciones como el Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanzas (IMEF), han renovado su misión para reconocer dentro de la misma, la necesidad de una economía con enfoque social en México.

El consumo puede adoptar este enfoque como piedra angular del cambio. Un simple acto como preferir un producto nacional a uno de características similares de procedencia extranjera, puede marcar una gran diferencia para una empresa local y sus proveedores que buscan seguir a flote. El fair-trade, buscando una repartición más justa hacia los productores, puede ser una tendencia que logre una mejoría en la economía de la mano de obra nacional.

Las empresas, muchas con miedo de cómo la competencia se pueda intensificar, deben voltear a ver sus fortalezas y debilidades, y buscar alianzas para crear nuevas ventajas y sinergias que les ayuden a superar la volatilidad.

Desde el sector público es necesario, sin descuidar aspectos de salud y seguridad de la población, fomentar la reactivación económica y brindar apoyo para estas empresas que ya encontraban barreras para sobrevivir en condiciones regulares. La implementación de paquetes de estímulo fiscal y el incentivar el crédito desde el sector privado, pueden marcar una verdadera diferencia en la realidad económica de millones de mexicanos.

Enfrentarnos a una nueva realidad será un reto sin precedentes, pero no por eso imposible. Y aunque físicamente deba ser al opuesto, la respuesta puede que sea superarlo juntos.

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