Hiram Almeida

Acerca de la seguridad y democracia

   

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En los tiempos presentes, el debate de la opinión pública sobre temas de la actividad democrática ocupa una gran cantidad de tiempo; sin embargo, la seguridad pública es una pieza fundamental del debate político, sobretodo de la gestión de cualquier proyecto de gobierno.

Asimismo, la seguridad pública es un derecho de la ciudadanía y a la cual se le debe generar la cobertura normativa suficiente para poder defenderla y generar la paz pública a la que todos tenemos derecho.

En la Ciudad de México existen grandes resultados, los cuales deberían ser la base para generar ejemplos y replicarlos en algunos modelos y experiencias. De esta forma, mientras algunos sectores no entiendan la importancia de sancionar con mayor fuerza el uso y la portación de armas de fuego, que hoy sin duda es el mayor riesgo para nuestra sociedad; mientras no se trabaje para generar las condiciones de un mando homologado entre los diferentes niveles de gobierno: municipal, estatal y federal, difícilmente se alcanzaran resultados y las estrategias estarán divididas, lo cual fortalece mayormente a la delincuencia; mientras los teóricos no observen las deficiencias de un nuevo modelo de justicia, que en la praxis presenta deficiencias, algunas de ellas tan riesgosas como para regresar delincuentes a las calles o no penalizar a algunos de ellos por esquemas o formas no previstas, se vuelve necesario ajustar algunos criterios del modelo sin perder su espíritu, se deben fortalecer los criterios de presunción de inocencia, de transparencia y de un debido proceso.

Todo ello deberá ser analizado en su conjunto y ser materia de cualquier plan de gobierno. Pero sobretodo fundado en la demanda clara de la sociedad de mejorar las condiciones de seguridad en cualquier latitud.

La policía de la Ciudad de México es una policía social, con ejes rectores en su desempeño como son: la inteligencia, la rendición de cuentas, la legalidad, la capacitación, el desarrollo, la modernización, la tecnología y la vinculación social, que la hacen más fuerte. Contamos con un modelo que contiene una clara política pública que trasciende al futuro, a través del reconocimiento de logros anteriores, con valores como la disciplina, el valor y el honor en su eje de desarrollo. Es por ello, que en sus resultados se presenta una gran eficiencia. Ejemplo de ello, lo vemos en la en la semana que nos antecede, en la cual se detuvieron a 554 personas, de las cuales 103 fueron por delitos de alto impacto, entre ellos dos bandas dedicadas al robo a casa habitación teniendo entre sus miembros a personas de nacionalidad colombiana; además se remitieron al juez cívico a 4,638 personas.

Además coadyuvaremos con otros gobiernos para elevar el nivel de otras policías nacionales y compartir las mejores prácticas, esto es sustancial y debería ser previo a la emisión de la Ley de Seguridad Interior, demos mayor fortaleza a los cuerpos policíacos de cada entidad en su operatividad, en su armamento, en su administración y en la legalidad de su actuar; así también a las Fuerzas Armadas es necesario dar la solvencia de un marco normativo que permita actuar coordinadamente y coincidir con los cuerpos policíacos.

Hemos sido testigos a nivel mundial de la exacerbación de la violencia, en actos terroristas o de entes antisociales que disparan contra su misma gente sin razón y más aún en la realización de conductas delictivas, de tal suerte que en la materialización de los delitos, el delincuente no tiene ya respeto hacia la integridad física y la vida de las personas que son sus víctimas. Mostrando con ello una falta de valores, una ausencia de solidaridad y cohesión social, el iter criminis del delincuente es cada vez más corto y con consecuencias más drásticas, los actos violentos, en ocasiones, contienen la influencia cultural de quienes enarbolan la violencia como un eje de sus acciones; ejemplo de ello es el ensalzamiento de una cultura probélica americana o la narcocolombiana, que han dado como resultado que en la comisión de un delito, el delincuente acorte sus tiempos entre la ideación y la materialización de su conducta.

Asimismo, hemos visto como no existen valores éticos acordes con los valores sociales, ni tampoco nociones de consecuencias de derecho que impidan que se realice el acto delictivo en la mente criminal, es en este sentido que resulta indispensable que se sumen esfuerzos en los diferentes sectores de nuestra sociedad. Es importante la responsabilidad de las instituciones, particularmente en las instancias legislativas.

Hoy tenemos que sancionar mayormente la comisión de hechos delictivos y un ejemplo de esto es el uso de las armas de fuego, dado que actualmente éste es el instrumento que se usa frecuentemente en la comisión de los delitos. Para nuestra sociedad será fundamental entender que el arma de fuego atenta contra la vida y la integridad corporal de las personas, así es como debe entenderse el bien jurídico protegido por la norma.

Aún quedan tareas pendientes en las áreas legislativas para permitir la fortaleza de los cuerpos policíacos, con el único fin de garantizar seguridad pública y con la lógica de sancionar a quien atente contra ese derecho común.

Hoy, la cohesión social debe darse entorno a valores como son: el respeto, la solidaridad social, la preservación de la vida, la integridad familiar y de esta forma transitaremos hacia un más claro modelo de prevención del delito, de la disminución del riesgo y de la incidencia delictiva.

En la actividad democrática será para la sociedad una demanda permanente de mejora en el entorno nacional, donde se deberá discernir quién representa estas capacidades y pericia en los temas planteados o exigir el contenido de acciones suficientes en los planes de gobierno de cada proyecto político.

Sólo así, en el análisis y en la demanda social y no sólo la simple pretensión, se alcanzará el objetivo de la seguridad, la paz pública y la justicia para todos.

La policía en defensa de la sociedad.

* Secretario de Seguridad Pública de la CDMX.

Twitter:
@hiramalmeidae

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