Contracorriente

AMLO no se habla con las clases medias

Guillermo Knochenhauer analiza la relación del nuevo presidente con las distintas clases sociales y las distinciones que existen entre éstas.

Al presidente López Obrador se le identifica políticamente con los pobres; habla con ellos y de ellos. También tiene un insistente discurso dirigido al empresariado nacional, al que le ofrece beneficios y seguridades de que nunca atentará contra las bases y principios de las inversiones y del mercado. Hasta aquí tenemos muchas coincidencias con su proyecto de gobierno.

En cambio, a las clases medias ni las ve ni las oye, o las menosprecia; se sienten las destinatarias del descalificativo como "fifis" de sus anhelos, incertidumbres y temores.

Las clases medias tienen, en general, buen nivel de calificación en las tareas que realizan, su idiosincrasia es más pragmática que ideologizada y pueden disponer con libertad del 25% o más de su ingresos, después de cubrir sus gastos regulares.

Ese sector de la sociedad es el que potencia la economía con su gasto y el que más protesta cuando no le gustan las claves de la vida pública; lo ha hecho contra la inseguridad en todo México y por otros temas cruciales. Ningún gobierno debería permitirse ignorarlas y es precisamente lo que está haciendo el nuestro.

La elección de AMLO como presidente provocó irritación entre las clases medias, porque no se sienten representadas por él. No se sienten identificadas ni movidas a la solidaridad, sino atemorizadas por el énfasis del presidente en atender primero a los pobres.

Esos sectores, en su mayoría, se concentran en su estabilidad económica y sobre todo, en diferenciarse de quienes tienen un estatus más bajo. No prestan mayor atención a discursos sobre grandes cambios, como la cuarta transformación, a menos que perciban que impacta en sus condiciones específicas de vida.

Lo que no quieren es ver el futuro bajo la misma política que la destinada a los pobres; quieren que el gobierno las diferencie y que atenúe su temor a perder estatus. Si algo las caracteriza es el miedo a perder estatus y sobre todo, el temor a la pobreza real.

Y razones no les faltan; la precariedad laboral en seguridad y salarios ha afectado más las condiciones de vida de las clases medias que de cualquier otro sector durante los últimos 30 años; la burocracia es parte de ese estrato y está siendo inusitadamente golpeada por el gobierno con despidos que AMLO explica porque "tenemos que liberar fondos para la gente, hay muchas necesidades".

El miedo de estos sectores es a deslizarse hacia la pobreza; el sociólogo italiano argentino Gino Germani lo llamó pánico de estatus cuando, en los años de 1960, las demandas de los sectores populares amenazaban la posición de las clases medias tradicionales.

Hoy en México, más allá de los muchos aspectos positivos de la política económica y social del gobierno, a las clases medias las atemoriza que la prioridad anunciada por el gobierno a las demandas populares, vaya a empeorar la inestabilidad de sus empleo e ingresos.

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