Contracorriente

¡Que miedo!

Se sabe que en México encabezan los motivos de miedo la inseguridad pública, la impunidad y los sentimientos de desamparo en caso de ser víctima de un delito.

Hay miedo en el mundo. Los motivos son varios, algunos son universales como la emergencia ambiental y las pandemias; otros son propios de cada nación, como la inseguridad en México. Algunos son importantes, muchos son injustificados.

El miedo constante tiene consecuencias negativas para la salud mental de las personas al aumentarles la ansiedad, la agresividad defensiva y las inmoviliza, porque quienes tienen miedo evitan tomar riesgos; cuando el miedo es colectivo y constante, tiene efectos de inmovilidad social, genera desconfianza entre las personas, dificulta colaborar entre sí y favorece la disposición social a aceptar el autoritarismo en aras de la seguridad.

El miedo también hace que cada uno se aferre a sus creencias y perspectivas irreflexivas, lo que genera divisiones y conflictos en la sociedad que dificultan el diálogo y la construcción de consensos en torno a temas importantes.

Por varios estudios hechos durante años, se sabe que en México encabezan los motivos de miedo la inseguridad pública, la impunidad y los sentimientos de desamparo en caso de ser víctima de un delito; enseguida siguen el miedo a empobrecer, a las escasas oportunidades de empleo, a la enfermedad y tener que enfrentarse a la falta de servicios públicos atentos y eficientes.

El cambio de valores que significó el abandono oficial del nacionalismo revolucionario para asumir el neoliberalismo, también generó miedos relacionados con la pérdida de identidad cultural y tensiones intergeneracionales, conflictos étnicos o políticos.

Hay miedos colectivos que son desproporcionados o infundados, y no es raro que sean provocados por alguna forma de manipulación o control social. Los sistemas de poder, públicos y privados, dice el filólogo estadounidense Noam Chomsky, han recurrido históricamente al miedo para disciplinar a la población doméstica.

En México no hay noticiero de televisión que no se centre en la violencia y la inseguridad, difundiendo noticias sensacionalistas y dramáticas en repetición constante, lo que sin duda amplifica los miedos existentes en la sociedad.

Puede uno sospechar que aumentar los miedos exagerando los peligros, omitiendo información relevante y presentando hechos de manera parcial, tienen la intención de generar un miedo desproporcionado en la sociedad, y que son sesgos que sirven a intereses concretos.

En respuesta al miedo, la gente tiende a favorecer medidas para aumentar el control y la vigilancia, aún a costa de derechos y libertades individuales, como fueron los gobiernos durante muchos años en la historia nacional, que ahora se presentan aliados en contra de la 4T.

No por casualidad, el informe 2022 de Latinobarómetro ubica a la sociedad mexicana como la que está más dispuesta a permitir un régimen autoritario, entre las 17 naciones que cubre la encuesta. “Se registra en México un aumento de once puntos porcentuales (para ubicarse en 33 puntos) del autoritarismo entre 2020 y 2023 lo que enciende las alarmas”, dice el informe.

Un factor de ese aumento pro-autoritarismo es, sin duda, el miedo colectivo, en parte útil en una realidad ante la que hay que saber cuidarse, y en parte magnificado por información amarillista, alarmista, parcial y a veces falsa que difunde sobre todo la TV y que manipula con el efecto conseguido que consigna Latinobarómetro.

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