Contracorriente

Empresas zombis

Este tipo de compañías dificulta la expansión de empresas más prometedoras y frenan la reasignación de mano de obra y capital a otras más productivas y de más rápido crecimiento.

Tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco Central Europeo (BCE) siguen en la política de subir la tasa de interés que establece el mínimo a cobrar por el financiamiento y crédito de los bancos en esas economías. La tasa estadounidense ha subido de 0.25 hace dos años a 5.25 ahora y la europea lo ha hecho de 0 a 3.7 por ciento; la del Banco de México está en 11.25 por ciento.

El objetivo declarado de aumentar el costo del dinero es polémico: se afirma que es para “controlar” la inflación, aunque economistas keynesianos insisten (con evidencia empírica en mano) en que sus causas primordiales no son el exceso de dinero circulante sino cuellos de botella en la producción y en el transporte debidos en parte a la pandemia, en parte a la guerra entre Rusia y Ucrania, y en parte a que las multinacionales productoras de petróleo y electricidad, y las distribuidoras mundiales de cereales, han abusado al elevar los precios de esas materias primas.

Las multinacionales en México también han aprovechado la inflación para elevar sus precios por encima de sus costos y disparar sus ganancias, según datos que ofrece el diario El País (14-05-2023); la nota menciona a la panificadora Bimbo, a la embotelladora de refrescos Arca Continental, a la tienda de autoservicio Wal-Mart de México, entre otras.

La evidencia empírica es que si la tasa de inflación en las principales economías (y en México) ha comenzado a disminuir, no se debe al retiro de circulante monetario tanto como a la reanudación del flujo de suministros (ya no hay que esperar muchos meses para recibir un coche nuevo).

Lo atribuible a la restricción monetaria es que las economías se están acercando a una recesión y los ingresos reales de las familias están cayendo, lo cual significa menor demanda de consumo, situación que contribuye marginalmente a disminuir la inflación.

Si las políticas monetarias de la Reserva Federal y del BCE no han sido las responsables primordiales de la reducción de la inflación, ¿por qué entonces, los banqueros centrales siguen diciendo que este “doloroso” proceso de aumento de las tasas de interés es la única manera de reducir la inflación?

El “doloroso proceso” consiste en que las economías pierdan dinamismo, en quiebras de miles de empresas endeudadas, en riesgos bancarios ante la quiebra de los más débiles y a final de cuentas, en menos empleos y más precarios (aunque en EU se habla de la fortaleza del empleo, hay que considerar que se tienen 3.5 millones puestos de trabajo menos de los que habría de no haberse presentado la pandemia).

Pero hay otro efecto “doloroso” del encarecimiento del crédito y del financiamiento; lo expresó la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en conferencia de prensa: “La inflación principal está bajando y los préstamos de crédito se están desacelerando. Pero esta política monetaria más estricta aún no ha afectado a la «economía real». Necesitamos que suceda esa parte del proceso”.

Entre los ajustes pendientes a la economía real destaca la necesidad de desaparición de empresas «zombis» (cuyos márgenes de utilidades ni siquiera cubren el costo del servicio de sus deudas); según la OCDE, entre 5 y 20 por ciento de empresas de nueve países europeos, que lleva hasta ahora estudiados, son zombis.

El problema es que tales empresas “dificultan la expansión de las empresas más prometedoras y frenan la reasignación de mano de obra y capital a empresas más productivas y de más rápido crecimiento”. Lo esencial es que ocupan segmentos del mercado que necesitan las empresas “más prometedoras”, que son cada vez menos y más grandes.

La conclusión de la OCDE y del propio BCE es que las empresas zombis tienen que desaparecer, como ocurre cíclicamente en las economías capitalistas, que en cierto punto no pueden seguir creciendo sin que unas empresas -las más eficientes en organización y tecnología- ocupen el lugar de las que vayan perdiendo competitividad en los mercados.

La competencia es implacable; ninguna empresa sobrevive a ella sin estar en constantes mejoras tecnológicas que le permitan hacer más con menos, incluyendo menos fuerza laboral, lo que tiende a elevar las capacidades productivas, pero no a la ampliación de los mercados.

Durante la Gran Recesión de 2008-09 las empresas zombis recibieron apoyos fiscales de casi todos los gobiernos y accedieron a financiamiento barato, por lo que proliferaron y desde entonces no ha ocurrido la depuración de la economía real con su desaparición. A ello sí que contribuye sustancialmente el alza de las tasas de interés de los bancos centrales.

COLUMNAS ANTERIORES

Un México incluyente
Xóchitl populista

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.