Hace unas semanas fui invitado al Festival de Cine de Locarno, uno de los más prestigiosos y longevos del planeta (celebró su 75º aniversario) donde participé en la sección Stepin dedicada a analizar y estudiar las tendencias que moldearán el futuro de la industria cinematográfica en el mundo.
Presenté la ponencia inaugural ‘Piezas para un rompecabezas post- pandémico’ donde, entre muchos otros temas, subrayé los enormes retos que tienen las películas de arte para abrirse espacio dentro de un ecosistema audiovisual ultrasaturado.
Mostré datos de cómo ya en 2018, incluso antes de la pandemia, los ingresos por servicios de streaming de Netflix y Amazon fueron ligeramente superiores al total de la taquilla mundial.
Para las personas de mi generación, nacidos en los años sesenta, el star system dependía fundamentalmente de las estrellas de cine que propulsaba Hollywood. Hoy las estrellas viven en otras galaxias que están atrayendo la atención de las nuevas generaciones.
En Instagram destacan Cristiano Ronaldo, con más de 477 millones de seguidores y Kylie Jenner con 366 millones de seguidores. Solo dos países en el mundo, China e India, tienen más habitantes. El youtuber con más seguidores, PewDiePie, tiene 111 millones de suscriptores en su canal centrado en contenido de videojuegos o la sensación de TikTok Khaby Lame (150 millones de seguidores), inmigrante senegalés en Italia, que a sus 22 años abrió su cuenta después de haber sido despedido de su trabajo como operario de máquina. En promedio, cada video suyo es visto por 36.6 millones de personas.
Marcello Paolillo, coordinador de Stepin, lo señala con claridad: “podemos imaginar lo complicado que es para los recién llegados. En un mundo donde se está convirtiendo cada vez más difícil financiar una película independiente, y donde el ecosistema de exhibición en salas está sufriendo, el cine como forma de arte está en peligro. Todos creemos en la importancia y el poder de la experiencia en salas, pero ¿qué se puede hacer para recrear un ecosistema más saludable entre los agentes de ventas, distribuidores y expositores? ¿Y cómo podemos asegurarnos de que el cine de autor siga siendo relevante también para la generación más joven, teniendo que competir con otros tipos de entretenimiento y distracciones más fáciles, basta con echar un vistazo a la cantidad de horas que las nuevas generaciones dedican a jugar videojuegos o navegar en YouTube, TikTok y otras redes sociales?”.
La respuesta es muy sencilla, sin financiamiento público y trabajo colaborativo, el cine de autor estaría condenado a la desaparición.
La muerte de este cine sería gravísima dado el enorme poder de las historias cinematográficas capaces de generar emociones y reflexiones únicas en intensidad y profundidad. La pluralidad y la diversidad cultural son esenciales para un mundo más justo, bello y mejor.
Y es aquí donde la sección Open Doors de Locarno arranca un ciclo de tres años especialmente dedicado a incubar creaciones de nuestra región. Algo muy valioso como lo ha dicho la coordinadora del LEXIA Insights Award, Adriana Arizpe: “para entender al mundo no hay nada mejor que contar historias. En esta ocasión las nuestras, las de Latinoamérica y el Caribe. Historias que nos abran la mente y el corazón. Que nos unan en la búsqueda de ser una mejor sociedad en este planeta. Historias que expresen, que iluminen y que despierten nuestros sentidos. Narrativas que nos hagan sentir, reír y cantar, que nos muestren nuestras fortalezas. Narrativas que también nos pongan frente las terribles desigualdades e injusticias que persisten en la región. Esas que están a la vista, pero muchos no vemos o si las vemos nos las entendemos ni atendemos”.
Durante un periodo de tres años el Festival de Locarno incubará y apoyará proyectos que echarán luz a una amplia gama de realidades que se viven en nuestros países y que hasta ahora han sido omitidas, silenciadas o ninguneadas.
Los proyectos que han sido seleccionados por Open Doors tienen un enfoque interseccional común donde al menos dos problemáticas sociales sirven de contexto al desarrollo de historias íntimas y personales: Embarazo adolescente, derecho al aborto, relaciones homosexuales entre mujeres blancas e indígenas, migración, trata de personas, destrucción ambiental, militarismo, masacres, experiencias transgénero en comunidades indígenas, etcétera.
Para quienes no se hayan dado cuenta es esencial reconocer que Latinoamérica y el Caribe están en ebullición y sus creadores quieren sumar su voz y perspectiva a una sociedad que busca a toda costa replantear las estructuras sociales que nos han traído al borde del abismo.
El regreso al statu quo es tan imposible como indeseable, el inevitable camino a la inclusión y la justicia está en marcha. El reto mayor consiste en que la energía social no sea hackeada por liderazgos populistas que actúan como verdaderos mercenarios del resentimiento en lugar de fundadores de nuevos sistemas e instituciones que propicien justicia, paz, respeto y prosperidad.
El futuro de nuestra región dependerá de la capacidad que tengamos para reconocer nuestro nuevo rostro. Las películas que apoya Locarno aportarán su granito de arena en esta dirección.
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