En el espejo de Washington

Libertad antiliberal en Estados Unidos

Los simpatizantes de una libertad antiliberal están encontrando en la Suprema Corte de Justicia un instrumento poderoso para imponer su agenda.

CEO Founder LEXIA Insights & Solutions

La libertad anda rara en Estados Unidos. En su nombre se están dando diversas batallas políticas, sociales, culturales y legislativas con saldos muy negativos para la propia libertad.

Los estadunidenses orgullosos cantan en su himno “The land of the free and the home of the brave”, aunque la verdad andan más bravos que libres.

Las fuerzas antiliberales han logrado torcer el sistema, saben cómo usarlo a su favor y van consolidando poder en espacios ejecutivos, legislativos y judiciales donde la minoría impone sus intereses y valores a las mayorías.

Los simpatizantes de una libertad antiliberal están encontrando en la Suprema Corte de Justicia un instrumento poderoso para imponer su agenda. Lo están haciendo basados en un uso selectivo, contradictorio e interesado del término Libertad.

El desequilibrio en la Suprema Corte con 6 jueces “conservadores” –tres de ellos nominados por Trump– está arrasando a los 3 liberales. El dominio no es solo teórico, pues ya está aterrizando en decisiones prácticas que van a cambiar el rostro del país de manera significativa.

Hasta hace unos días la ley favorecía a la gran mayoría de personas pro-choice (55 por ciento), a favor de la libertad de las mujeres para decidir sobre su cuerpo y su proyecto de vida; sin embargo, derribar Roe v. Wade satisface los deseos minoritarios (39 por ciento) de personas pro-life que se oponen al aborto.

Aniquilar Roe v Wade deja en manos de los gobiernos y legislaturas locales las directrices y normativas en la materia, por lo que los estados controlados por los republicanos inmediatamente se convierten en un lugar no hospitalario para las mujeres que deseen tomar una decisión tan difícil como personal.

Los analistas jurídicos advierten que la cosa puede no parar aquí, pues ciertos precedentes legales que sostienen derechos en materia de salud reproductiva y matrimonio igualitario pueden ser las siguientes fichas del domino antiliberal.

Paradójico que un movimiento, que supuestamente busca alejar al Estado y al gobierno de las decisiones que afectan la vida de las personas, no se sonroje al favorecer una intervención abierta en lo más íntimo de una persona. Los mismos que se manifestaron vehementemente contra el uso obligatorio del cubrebocas ahora aplauden esto.

La Corte acaba de echar para atrás una disposición del estado de Nueva York para prohibir que la gente puede traer consigo sus armas en el espacio público, en la calle, en los parques, en el metro. Horizonte alarmante en un país donde hay más armas que personas y donde hay un promedio de dos tiroteos masivos cada día (314 en lo que va del año).

Tras la reciente masacre de Uvalde en Texas, el Senado logró pasar nuevas leyes para poner mínimos controles en la materia. Se afirma que son las más importantes desde que en 1994 se prohibieron las armas de asalto por un periodo que expiró en 2004. Lo tremendamente limitado del acuerdo –por ejemplo, no se prohíbe ningún tipo de arma– radica en hacer más difícil comprarla a alguien de 18 a 21 y destinar millones de dólares para salud mental, seguridad escolar, programas de intervención en crisis e incentivos para que los estados incluyan mecanismos de verificación de antecedentes penales. Esto representa una aspirina para una enfermedad letal y avanzada en un país que “celebra” el día de su independencia con un tiroteo masivo, esta vez en Chicago.

En otra decisión dirigida a la “libertad de contaminar”, la Corte acaba de dar su fallo contra la capacidad de la Agencia Ambiental para regular las emisiones de carbono en las centrales eléctricas, con argumentos que podrán ser usados para debilitar otras regulaciones orientadas al cumplimiento de los objetivos climáticos del presidente Biden.

Están acabando también con la división Iglesia-Estado, esa gran muralla que dividía los reinos de Dios y del César. En un país construido sobre los principios de la libertad religiosa, el tribunal dictaminó que un programa de Maine que excluye a las escuelas religiosas de un programa de matrícula estatal es una violación del “libre ejercicio de la religión”. Al mezclar lo público con lo privado se sientan las bases para la penetración de valores de una religión particular en el espacio laico.

Al mismo tiempo, en muchos ejecutivos estatales republicanos se generan una serie de normativas que promueven contenidos religiosos como el creacionismo por encima de la teoría de la evolución, la prohibición de libros, la exclusión de temáticas sobre identidades de género o la satanización de los postulados de la Critical Race Theory. Todo esto justificado con la idea de que los padres de familia deben tener la libertad para intervenir en lo que se enseña en las escuelas.

En otras esferas y más allá de la antipatía o simpatía que el personaje genera, la posible extradición de Julian Assange por el caso Wikileaks es una amenaza a los periodistas y a los medios informativos, pues se abre el camino para que puedan ser acusados de espías quienes buscan información relevante y la publican.

Y ya para sumar a la confusión, que tal que el presidente López Obrador, el promotor del linchamiento mediático a los periodistas y analistas que osan no convertirse en porristas, ha amenazado recientemente con iniciar una campaña para que se desmonté la Estatua de la Libertad. Habrá que decirle que esta idea ya la están poniendo en práctica los antiliberales que, como él, dicen defender la libertad… ¡No estás solo!

Guido Lara

Guido Lara

CEO Founder LEXIA Insights & Solutions.

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