Perspectiva Global

Trump, ¿“Hasta la vista, baby” o “I’ll be back”?

 

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En estos primeros once días de la administración del presidente Donald J. Trump, ya hemos tenido una mucha mejor idea sobre las políticas que desea instrumentar en su gobierno. Si bien para muchos ha resultado ser una sorpresa, considero que esto es lo que estábamos anticipando dada la ausencia de cambios significativos que vimos entre Trump candidato y Trump presidente electo. En mi opinión, tanto los comentarios como los decretos (executive orders en inglés) que ha llevado a cabo Trump han observado tres características: (1) desean dar cumplimiento a las promesas de campaña "de la noche a la mañana"; (2) se encuentran cerca de la frontera de sus facultades; y (3) la realidad es la que se está imponiendo.

(1) Desean dar cumplimiento a las promesas de campaña "de la noche a la mañana". Aunque creo que no hay mucho que explicar aquí, los decretos para iniciar la planeación de la construcción del muro fronterizo con México, obstaculizar la migración de países con mayores índices de terrorismo, fortalecer la seguridad pública dentro del territorio estadounidense, analizar la derogación de las leyes que minimicen el impacto del Obamacare y agilizar la expedición de permisos ambientales y la aprobación de proyectos de infraestructura de "alta prioridad", así como los memorandos, particularmente en donde Trump le instruye al representante de Comercio abandonar las negociaciones sobre el Tratado Transpacífico (TPP), claramente muestran que las prioridades de la agenda política del presidente Trump ya están en papel. No obstante lo anterior, ninguna instruye directamente la acción. ¿A qué me refiero? No dicen "derogar el Obamacare" o "iniciar la construcción del muro mañana", por ejemplo, sino que hablan de iniciar la planeación o el estudio para poder llevar a cabo dichas acciones. En este sentido, (2) está actuando dentro de sus facultades como presidente, las cuales están bastante limitadas; y algo que considero muy relevante (3) la realidad es la que se está imponiendo. Si bien Estados Unidos ya no estará en las negociaciones del TPP, me pregunto ¿Por qué no se salió del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) el día uno de su gobierno? Si bien existe una controversia constitucional sobre si está facultado para dar por terminado el TLCAN de manera permanente, sí podría salirse de manera "temporal" para renegociarlo y no lo ha hecho.

Muchos pensaron que la racionalidad iba a hacer que Trump cambiara su forma de ser y de hacer las cosas al transitar de presidente electo a presidente en funciones. No creo que esté siendo así. Más bien considero que la realidad es la que se le está imponiendo tanto en las limitaciones legales que tiene como presidente, como en las limitaciones que de facto el empresariado estadounidense le impone. En este sentido, considero que el hecho de que México —mediante las declaraciones del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo— haya 'coqueteado' con que fuera nuestro país quien se saliera del TLCAN, limitó a Trump en sus agresiones en este contexto. Una salida unilateral del TLCAN —de Estados Unidos, México o Canadá— nos llevaría a optar por las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) seis meses después de la 'ruptura' y no sólo la estructura arancelaria no modificaría significativamente los términos de intercambio, sino que México podría imponer mayores aranceles que Estados Unidos (EU) a nosotros, resultando peor para las empresas exportadoras en EU. Asimismo, como comenté en este espacio anteriormente, el impuesto de ajuste fronterizo —que considero que sí tiene probabilidad de ser aprobado— no tendría un efecto significativo en el comercio internacional entre ambos países y no creo que se utilice para 'pagar el muro' (que sería pagado por los mismos estadounidenses), sino para poder reducir el impuesto corporativo sobre la renta ("¿Cómo ser optimista en 2017?", 17 de enero).

El viernes pasado, el ingeniero Carlos Slim utilizó a un personaje de ciencia ficción creado por James Cameron en 1984, The Terminator (el exterminador, en español), para referirse —en sentido figurado— a cómo iba a ser Trump. El ingeniero comentó: "Trump es Negotiator, no Terminator". Por el momento, considero que sus políticas per se se han parecido más a las de "Terminator". A mí no me queda claro que Trump sea Negotiator. Yo creo que más bien va a continuar personificando a Terminator, pero va a transitar de "Hasta la vista, baby" —frase que precedía a una acción extrema— a "I'll be back" (regresaré) —otra frase famosa de esta serie cinematográfica—, en donde la realidad se impondrá y Trump tendrá que recular una y otra vez para regresar con propuestas más viables, ya sea por sus limitaciones personales, legales o las que el sector privado estadounidense le estará imponiendo para no destruir la economía. Desafortunadamente entre el "Hasta la vista, baby" y el "I'll be back" se inflige dolor a poblaciones afectadas —como los ciudadanos de los países predominantemente musulmanes que han tenido problemas para viajar o regresar a EU, entre muchos otros—, y costos muy elevados a nivel país, como depreciaciones cambiarias abruptas y decisiones de inversión congeladas mientras esperan mayor claridad al respecto. Así, considero que esta diferencia —entre el negociador y el que va 'dando tumbos' estilo prueba y error— será importante para tratar de definir o proyectar qué podremos esperar del presidente Trump hacia delante.

El autor es director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte y presidente del Comité Nacional del Estudios Económicos del IMEF. Las opiniones que se expresan en esta columna no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, ni del IMEF, por lo que son responsabilidad exclusiva del autor.

Twitter: @G_Casillas

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