Perspectiva Global

¿El inicio de una debacle financiera global?

La caída de 4.1% del S&P500 no es indicador de una corrección mayor en los mercados o el inicio de una recesión económica, explica Gabriel Casillas.

Ayer, el índice S&P500 cayó 4.1 por ciento, exacerbando las caídas que observaron los mercados accionarios europeos y asiáticos más temprano en la jornada bursátil global. Asimismo, las tasas de rendimiento de los bonos del tesoro de Estados Unidos (EU) observaron una volatilidad no vista desde que el expresidente del banco de la Reserva Federal de EU (Fed) comentó que podrían terminar de instrumentar el estímulo cuantitativo (o taper tantrum). Los bonos con vencimiento a 10 años aumentaron de 2.79 a 2.88 por ciento, cerrando ayer en 2.74 por ciento, su nivel más alto desde enero de 2014. Por su parte, como activos de riesgo que son, las divisas de los principales mercados emergentes se depreciaron frente al dólar. El peso mexicano se depreció 1.08 por ciento, el real de Brasil 1.05 por ciento y el rand de Sudáfrica cerca de 1.0 por ciento, por mencionar algunas.

¿Qué significa esto? ¿El inicio de una debacle financiera global? Yo creo que no. No veo los elementos para vislumbrar que este sea el inicio de una corrección mayor en los mercados accionarios globales o el inicio de una recesión económica global. Sin embargo, el comportamiento de ayer y de algunos otros días deja ver el grado de nerviosismo que predomina entre los participantes de los mercados financieros globales en torno a tres temas:

(1) La longitud del ciclo de expansión económica global actual. Si observamos la serie de tiempo de los ciclos económicos del National Bureau of Economic Research (NBER) en EU desde 1960, los ciclos de expansión económica han durado cinco años en promedio. El ciclo actual lleva ocho años. Algunos dirían que sin observar nada más, por simple estadística deberíamos de estar pronosticando ya una recesión. Sin embargo, considero que hay que ver también que el ciclo de expansión actual no ha venido acompañado de presiones inflacionarias destacadas, asunto muy relevante para la gradualidad con la que los bancos centrales de economías avanzadas han podido instrumentar el retiro de los estímulos cuantitativos que utilizaron durante la crisis económico-financiera global de 2008-2009.

(2) La valuación de los mercados accionarios. El fuerte incremento que ha registrado el valor de mercado de prácticamente todas las bolsas alrededor del mundo durante este ciclo de expansión económica ha llevado a que las valuaciones —medidas por el cociente precio/utilidades, por ejemplo—, se encuentren en su nivel máximo desde 2009. En el caso particular del índice S&P500, su cociente se encuentra cercano a 24 veces (24x), que también se encuentra por arriba del promedio histórico de 18x. No obstante, considero que hay que tomar en cuenta que los márgenes de utilidad de la mayoría de las empresas en el mundo —pero como ejemplo particular en las que cotizan en el S&P500- han continuado creciendo de manera significativa. De hecho, en este sentido, si tomáramos en cuenta la mediana de los pronósticos de crecimiento de utilidades para estas empresas en 2018 (alrededor de 18 por ciento), las valuaciones con los precios actuales estarían mucho más cercanas al 18x. En mi opinión, la oportunidad que les ha brindado a las empresas el cambio tecnológico acelerado, así como el cambio demográfico y de preferencias tanto de consumo como de trabajo, ha sido clave para que sus utilidades continúen creciendo, tanto por ventas mayores como por menores costos. Esto último también ha ayudado a que no se presenten presiones inflacionarias relevantes, al menos en las economías avanzadas.

(3) El mercado de bonos gubernamentales y políticas monetarias menos laxas. Por un lado, debido a la reforma tributaria recientemente aprobada en EU, el Tesoro va a tener que emitir una mayor cantidad de bonos para cubrir su creciente déficit (mayor oferta de papel). Por el otro lado, los bancos centrales de economías avanzadas, pero en este caso particular, la Fed, no sólo ya dejó de expandir su balance, sino que ya inició la reducción de su balance de bonos, que construyó con la instrumentación del estímulo cuantitativo (menor demanda). Si a esto incorporamos que además la Fed está subiendo la tasa de referencia un poco más rápido cada vez y que acaba de haber un cambio en la presidencia de la Fed (ayer tomó posesión J. Powell, reemplazando a Janet Yellen) y que China pudiera cambiar sus políticas de inversión de sus reservas internacionales (las más grandes del mundo), para reducir o ya no comprar bonos de Tesoro americano, con un presidente antiglobalista en EU como Trump, creo que hay suficientes razones para estar preocupado.

No obstante lo anterior, considero que mientras las presiones inflacionarias se mantengan contenidas, no veo por qué haya que aumentar la velocidad de la restricción de las políticas monetarias y esa gradualidad será una de las garantías por la cual puede continuar el ciclo de expansión económica global y los mercados accionarios puedan seguir reflejando esto.

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