Perspectiva Global

Reunión de primavera del FMI y Banco Mundial 2021

El FMI recomienda que los gobiernos continúen instrumentando o instrumenten, si no lo han hecho, política fiscal que apoye la recuperación.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) llevaron a cabo su reunión anual de primavera la semana pasada. Una vez más, este ciclo de conferencias y reuniones se llevó a cabo de manera virtual debido a la pandemia por Covid-19, como ocurrió con las de primavera y otoño del año pasado. Como he comentado con anterioridad, este es un evento muy relevante a nivel global porque no solo participan los directivos y staff de estos organismos internacionales, sino también los secretarios de finanzas y gobernadores de los bancos centrales de los países miembros, así como líderes a nivel mundial, tanto políticos como del sector privado. Los temas que se discuten y que en muchos casos detonan acciones concretas para atajar problemas son en su mayoría de coyuntura; sin embargo, también se tratan temas estructurales de mediano y largo plazos a los que se les da seguimiento en estas reuniones. Para comentar al respecto, dividiré el resto de este espacio en cuatro partes:

(1) Perspectiva Económica Global 2021. Para dar inicio a las discusiones, el FMI presenta la actualización de sus proyecciones de crecimiento del PIB −entre otras−, en su documento ‘Perspectiva Económica Global’ (o WEO por sus siglas en inglés, que significa World Economic Outlook). El FMI revisó su pronóstico de crecimiento del PIB global para 2021 de 5.5 a 6.0 por ciento, principalmente impulsado por las economías de China y de Estados Unidos, en donde también revisaron sus proyecciones para 2021 de 8.1 a 8.4 por ciento y de 5.1 a 6.4 por ciento, respectivamente. Para la Eurozona también modificaron su pronóstico de crecimiento del PIB al alza, de 4.2 a 4.4 por ciento para este año. En el caso de Latinoamérica, la revisión fue de 4.1 a 4.6 por ciento. Detalle de las grandes economías latinoamericanas: Argentina: 4.9 a 5.8 por ciento; Brasil: 3.6 a 3.7 por ciento; Chile: 4.5 a 6.2 por ciento; Colombia: 4.0 a 5.2 por ciento; México: 4.3 a 5.0 por ciento; y Perú: 7.3 a 8.5 por ciento. Cabe señalar que el año pasado las tres economías latinoamericanas que experimentaron un mayor retroceso en el PIB fueron Perú (-11.1 por ciento), Argentina (-10.0 por ciento) y México (-8.2 por ciento).

(2) Narrativa del crecimiento. La recuperación está siendo más rápida de lo que anticipaba el staff del FMI en enero de este año, a pesar de reconocer que la incertidumbre alrededor de estos pronósticos continúa siendo muy alta. Las caídas que se observaron en el PIB el año pasado son, en la mayoría de los casos, las más extremas que se han registrado en la ‘memoria reciente’, comenta el FMI. Sobre todo por la velocidad y sincronía con la que observó el impacto económico de la pandemia a nivel global. En este sentido, 166 países −de los 190 países miembros del FMI−, registraron una contracción económica en 2020. No obstante lo anterior, este año se anticipa que solo 14 países observen tasas de crecimiento negativas −principalmente Venezuela, Myanmar y algunas islas tanto del Caribe como del Pacífico−, por lo que el FMI estima que 176 países registren tasas de crecimiento positivas, principalmente debido a dos factores: (a) Respuesta de política económica, sobre todo en las economías avanzadas, en donde fue decidida, significativa y oportuna, pero que una gran cantidad de países pudieron instrumentar en la medida de sus posibilidades y deseos de sus gobernantes. Es este sentido, el FMI estima que en ausencia de estos estímulos fiscales y monetarios, la caída de la economía a nivel global pudo haber sido tres veces más grande. Es decir, pudo haber sido de casi 10.0 por ciento. Para ofrecer perspectiva, la caída en 2009 fue de (-)2.0 por ciento. Y (b) la aplicación de vacunas. Yo agregaría que la reactivación está siendo más rápida de lo anticipado también debido a que una gran cantidad de países ha logrado coexistir con la pandemia con un menor impacto económico, en muchos casos, a costa de un mayor impacto sanitario y social.

(3) La recuperación dispar. En esta ocasión, el tema principal de las discusiones fue la ‘gestión de una recuperación divergente’. Si bien 87 por ciento de los países miembros del FMI registraron tasas de crecimiento del PIB negativas el año pasado, las caídas fueron mayores en países cuya actividad económica depende más del turismo y exportación de materias primas, y que tenían espacio limitado para instrumentar políticas económicas para atajar el impacto económico de la pandemia. De manera similar, la recuperación está siendo dispar debido principalmente a las mismas razones, pero a las que hay que agregar el acceso a las vacunas y su capacidad de inoculación.

(4) Recomendaciones de política económica. El FMI recomienda que los gobiernos continúen instrumentando o instrumenten −si no lo han hecho− una política fiscal que apoye la recuperación, sobre todo enfocada a los sectores más afectados y que utilicen el espacio fiscal de la manera más eficiente, evitando asignación del gasto a proyectos ineficientes. Por el lado monetario, recomiendan mantener condiciones acomodaticias en la medida de lo posible, en donde el gran reto es que también se observarán divergencias relevantes debido a las diferentes velocidades de recuperación de los países. Las recomendaciones también van en torno a orientar políticas para que la recuperación sea sustentable y exhorta al mundo a incrementar la cooperación, sobre todo en el tema de acceso a vacunas y logística de aplicación.

El autor es director general adjunto de Análisis Económico, Relación con Inversionistas y Sustentabilidad de Grupo Financiero Banorte, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF y miembro del Comité de Fechado de Ciclos de la Economía Mexicana.

Las opiniones que se expresan en esta columna son a título personal.

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