Vacuna y vacunación son anuncio de solución, pero tan solo las dos puntas de la cuerda para amarrar la cuestión. Así me refiero a la suficiente y adecuada información: si la información es escasa, malo; si la información es inexacta o maquillada, mucho peor.
Conviene reconocer que vacuna y vacunación no son fórmulas automáticas, en ambas etapas (recepción de la vacuna y su administración: vacunación) debe haber orden y mucha labor de concientización social, un ambiente de confianza pública que se alimente de información veraz.
Después de ver lo que ha costado internacionalmente la vacuna, y las gestiones del canciller mexicano para conseguir la dotación suficiente para México y, también la correcta licencia para que las empresas farmacéuticas privadas en México la adquieran y coloquen a la disposición de quienes puedan pagarla.
Urge concebir las dimensiones de la distribución de la vacuna, vale la contabilización numérica que hizo Arturo Nahle*: "(…) distribuir y aplicar las vacunas a casi 130 millones de mexicanos que viven en 117 ciudades con más de 100 mil habitantes cada una, casi 29 mil poblaciones con más de 15 mil habitantes cada una y 168 mil comunidades rurales ubicadas en las sierras, selvas, planicies y desiertos de México (...) texto titulado: '2021, el año de la vacuna'.
La condición para hacer que la vacuna y la vacunación sean una realidad efectiva son exigencia que debe guiar la gestión del gobierno y la actitud solidaria y participativa de la población. Ese binomio se vuelve inevitable en donde no hubo o −mejor dicho− no ha habido suficiente y precisa información durante la prolongada y terrible manifestación de la epidemia.
La estrategia oficial no logró coordinar los significativos esfuerzos de parte del gobierno federal y de parte de los ciudadanos organizados y de los que de modo autónomo han atendido las mejores indicaciones para prevenir el contagio y −en su caso− para atender las consecuencias y evitar cadenas de contagio por irresponsabilidad.
Primero hubo dudas sobre las cifras de contagios y de fallecimientos que no correspondían con las proporciones de la sociedad mexicana, esa situación resultaba de la decisión oficial de no practicar pruebas a población abierta sino solo a quienes presentaran síntomas (regla que se sigue en los establecimientos sanitarios gubernamentales).
Luego, las cifras de defunciones reconocidas oficialmente (sin los subregistros) son superiores en proporción poblacional a las de cualquier otro país. El INAI ha instado a la Secretaría de Salud a clarificar cada tramo de la estrategia y sus resultados pero si no hubo o hay indicadores confiables para esos cálculos será muy difícil conseguir la ecuación.
La vacuna y la vacunación a pesar de ser la promesa de gran remedio para erradicar el Covid-19, dependen de otra variable: sin información rigurosa de por medio, vacuna y vacunación serán factores de una nueva trama de confusión burocrática, desolación e irritación.
La Información de calidad se sintetiza en explicación. La explicación disipa rumores y sepulta temores, para que la hazaña de la vacunación que se prolongará por meses sea exitosa, será imprescindible tener a mano la lámpara de la información.