Fernando Lopez Macari

Balance de 100 días de gobierno

Fernando López Macari dice que, en los primeros 100 días del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, el mandatario ha mostrado moderación en asuntos económicos y financieros, pese a su discurso a veces extremo.

Se han cumplido los primeros 100 días del gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Abundan comentarios de todo tipo, múltiples análisis en los medios y las redes sociales acerca del arranque del sexenio que promete una "Cuarta Transformación" del país.

Lamentablemente, vivimos desde hace meses un ambiente muy polarizado. En pro y en contra de la nueva administración. Se han vertido muchas reflexiones y no pocos adjetivos. Para empezar, el gobierno de López Obrador tiene enfrente el reto de generar más confianza e implementar acciones que favorezcan la inversión. En el IMEF hemos insistido que la meta es la generación de riqueza y empleos, para lograr mayor crecimiento en un año en que la economía se desacelera.

Hemos vivido 100 días de contrastes. Por un lado, los medios informativos han destacado aciertos como el combate al robo de combustible, la creación de la Guardia Nacional, un tipo de cambio estable, dar prioridad a los pobres, un gobierno austero y el acuerdo con la cúpula del sector privado de crecer en 4%. Otras medidas, como abrir la residencia de Los Pinos al público, quitar pensiones a los ex Presidentes y la creación de un programa de aprendices, han sumado simpatías a un mandatario cuya popularidad se mantiene alta (oscila entre 67 y 85%).

En cambio, hay decisiones que no han sido bien aceptadas en la sociedad. Entre ellas, el creciente poder dado al Ejército, incluso en asuntos que rebasan su función, la complacencia ante el régimen de Nicolás Maduro, la modificación de leyes para nombrar a funcionarios que no necesariamente representan la pluralidad de ideas, dar acomodo en el gobierno a amigos y leales, además del controvertido papel de los "súper-delegados" en las entidades, figura novedosa que atenta contra la soberanía de los estados.

No obstante eso, López Obrador goza de amplia aprobación. De acuerdo con un análisis de Integralia Consultores, entre los factores que explican su popularidad, están su estilo cercano de gobernar, expectativas de mejora para la población, ser un gobierno de acciones rápidas (aunque a veces carentes de planeación y con problemas para ejecutar), comunicación con un lenguaje común y cercano, y un planteamiento de lucha del bien contra el mal (donde los malos son los otros, los neoliberales, "los de antes").

Hay, pues, un estilo muy bien definido de gobernar, con un talante voluntarista con proyectos a veces sin sustento, con un liderazgo centralizado, desconfianza de órganos autónomos, así como un fundamento moralizante que pretende incluso instaurar una Constitución Moral para el país.

Pese a su discurso a veces extremo, el mandatario suele mostrar moderación en asuntos económicos y financieros. Así, en algunos temas (comerciales, financieros o diplomáticos) los sectores moderados del gabinete tienen cierta injerencia. López Obrador sabe muy bien de la necesidad de mantener equilibrios financieros y está consciente de la reacción de los mercados, además de ser receptivo a las sugerencias del Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa. Habrá que ver por cuánto tiempo se mantendrá esta sana influencia. Conservar este canal de comunicación será imprescindible para que los mercados permanezcan estables.

Según Integralia, la aceptación del Presidente podría ser afectada, eventualmente, por escándalos de corrupción de integrantes de Morena o el entorno presidencial, la continuación de la crisis de inseguridad sin mejoría visible y la irrupción de una crisis económica. Por otra parte, no hay que perder de vista a Pemex, cuya frágil condición, pudiera convertirse en el talón de Aquiles del gobierno. La empresa requiere, por decir lo menos, cirugía mayor.

Por lo pronto, la economía del país se mantiene estable, la inflación está controlada, tenemos un sistema bancario sólido y Estados Unidos continúa su ciclo de expansión. Con mayoría en el Congreso, sin contrapesos y una oposición diezmada, López Obrador tiene todo para efectuar un cambio profundo al país.

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