Debate Puntual

Que hablen los resultados

No se ve la confianza del sector empresarial, no se ven las inversiones ni se siente que el dinero comience a fluir hasta alcanzar el bolsillo de los ciudadanos comunes y corrientes.

Las últimas semanas he lidiado con varias preguntas en mi cabeza: ¿en verdad necesitamos escuchar y leer cada palabra que dicen los representantes de la administración pública federal? ¿De qué sirve el desgaste del Ejecutivo con el monólogo mañanero por marcar una agenda que él mismo o su gabinete llegan a contradecir? ¿Tiene alguna importancia encontrar las incongruencias en el discurso? Como ciudadanos, ¿en qué nos beneficia criticar el aparato gubernamental sin analizar ni aportar?

A título personal, considero que hay algo que tiene más fuerza que toda palabra y todo discurso: los hechos. En el caso del gobierno mexicano, necesitamos acciones que se traduzcan en resultados para los mexicanos. Es ahí donde, hasta hoy, seguimos esperando que los cambios sean notorios. Todavía no se ve la confianza del sector empresarial, no se ven las inversiones ni se siente que el dinero comience a fluir hasta alcanzar el bolsillo de los ciudadanos comunes y corrientes.

Por el contrario, tenemos un empresariado que cuenta los meses, semanas o días que puede sobrevivir sin los temidos recortes, es decir, sin afectar la vida de quienes conforman y fortalecen a sus empresas. Sin la inversión privada, no existe presupuesto federal que alcance para emplear a todos los que conforman las filas del desempleo (una bolsa que el propio gobierno, con la exacerbada austeridad, ha ayudado a crecer). Ni todos los ahorros de la austeridad y el combate a la corrupción serán suficientes para alimentar y becar y brindar salud a 120 millones de mexicanos.

No vemos disminución en los índices de inseguridad. Lo que vemos es cómo se refuerza la idea de una Guardia Nacional, otra vez, desde el discurso, mientras que persisten las dudas de si dará resultados o si tendremos otra guerra contra el crimen organizado como la de hace dos sexenios.

Esa unidad que se canta en las mañaneras, esa confianza que se pide en las reuniones con los grupos empresariales, esa fe que exigen los seguidores del partido en el poder, todo necesita encontrar su base en resultados tangibles. El discurso oficial continúa confrontando; suelta frases en busca de la risa empática antes que de la seriedad que requieren ciertos temas; menosprecia o desprestigia a sus interlocutores antes que construir puentes para trabajar en conjunto por el país. ¿Por cuánto tiempo las primeras planas continuarán rodeadas de la polémica y no de los logros de un gobierno que insiste en mostrarse como honesto y voluntarioso?

Los comentaristas oficiales se enfrascaron en días recientes en el tema de los bots de las redes sociales, acusando a distintos personajes de la construcción y el manejo de panales enteros de cuentas con las que, dicen, se ataca a la 4T. Curiosamente, no hablan de los enjambres con los que inflan los hashtags artificiales creados para mostrar apoyo al gobierno.

Parecería que, desde los medios del Estado, se trata de acallar las voces que no concuerdan con el oficialismo, gastando esfuerzos valiosos en acciones vanas que atentan contra la democracia y la libertad de expresión, antes que enfocar el trabajo en la atención a los temas en verdad importantes: la economía nacional, el empleo, la seguridad, la salud…

Desafortunadamente, cada vez son menos evidentes las acciones que, se supone, están encaminadas en terminar con el marasmo en el que se encuentra el país. Tenemos, como una línea paralela del discurso oficial, una batería de ataques constantes que promueven la confrontación y profundizan las diferencias entre mexicanos.

Ojalá, en nuestro Debate Puntual, podamos avanzar realmente hacia el fin de las confrontaciones. La verdad absoluta que grupos progobierno y opositores quieren ostentar no es más que autoengaño: en una sociedad de millones, la pluralidad de puntos de vista es algo natural. México no puede permanecer detenido mientras se define quién es el ganador de esta innecesaria confrontación. Lo que todos queremos es que los resultados hablen y que el país en verdad avance.

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