Debate Puntual

Doble moral: aplaudir lo que repudiamos

La doble moral juega un papel determinante en lo que puede ser un futuro de extremismos.

¿Qué nos está pasando a los mexicanos? Podemos decir mucho de la polarización que ha marcado los últimos años, partiendo casi siempre desde las inequidades económicas y las diferencias políticas. Sabemos también que en esa polarización han influido los dichos controversiales de personajes con micrófono abierto en los medios, los ataques constantes entre personas con ideologías opuestas, y la facilidad con la que pueden alterar los ánimos de sus respectivos seguidores.

Parece que, conforme avanza el sexenio se acentúan aún más las diferencias entre quienes apoyan incondicionalmente al presidente y entre quienes se oponen a lo que es y lo que representa. En dicho escenario, veo tristemente cómo perdemos poco a poco la objetividad necesaria para atender las necesidades reales de nuestro país, específicamente la urgencia de unidad y entendimiento entre los ciudadanos.

Pensamos que lo que acontece en la esfera política de Estados Unidos serviría como un ejemplo de lo que no debíamos permitir en México: extremismos ideológicos, raciales y de clases, apoyados por el presidente y ciertas cúpulas; criminalización de migrantes; divisiones políticas marcadas que limitan la generación de acuerdos y el avance de las políticas públicas que pueden favorecer a la ciudadanía…

En 2017 y 2018, los mexicanos nos unimos para criticar todo eso que ocurría a partir de nuestra frontera norte. Ahora, en 2019, hay una parte de la ciudadanía que defiende todas esas mismas actitudes mientras ocurren en nuestro territorio. Repito la pregunta: ¿qué nos está pasando a los mexicanos?

La doble moral con la que tomamos las cosas, según nos favorezca, juega un papel determinante en lo que puede ser un futuro de extremismos, de distanciamiento entre grupos ciudadanos, de ataques innecesarios entre personas que defienden posturas políticas antes que luchar por mejores condiciones de vida y mayor igualdad entre los mexicanos.

Quienes criticaron el envío de la Guardia Nacional estadounidense, hoy toleran que la Guardia Nacional mexicana separe familias de nuestro lado del río Bravo. Quienes acusaban a administraciones anteriores de ataques a la libertad de expresión, hoy censuran a una estudiante que ejerció esa misma libertad en un acto oficial del presidente. ¿Por qué hoy aplaudimos lo que en el pasado repudiamos?

En este espacio, nuestro Debate Puntual, entendemos que la libertad de expresión es una garantía constitucional, sin embargo, respetamos incondicionalmente a las instituciones. Sin censurar el acto de la estudiante, creemos que hay formas más efectivas de propiciar el diálogo político, y buscar en conjunto soluciones para el acontecer nacional.

Cada vez son más comunes las discrepancias entre sectores ciudadanos hacia el quehacer presidencial. Pasa en México, pasa en Estados Unidos, Argentina, Brasil y, probablemente, en todo el mundo. Eso no debería sorprendernos ni profundizar nuestras diferencias. Jugar a la doble moral para excusar las decisiones polémicas de la clase política o los comportamientos de ciertos personajes, al tiempo que se critica ferozmente a los opositores por acciones similares, es una actividad infructuosa para la democracia y un efectivo aporte para alimentar las divisiones.

Parece imposible alejarnos de esos apasionamientos políticos para construir comunidad y ciudadanía. Quizá no sea tan difícil. Comencemos nuestro siguiente Debate Puntual con una reflexión política sobre lo que queremos para México: trabajar en conjunto para cimentar un mejor futuro o dejar que la pasión termine por dividirnos.

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