Debate Puntual

2019: una lista de buenos deseos

Que el nuevo gobierno no se convierta en dictadura y que sus representantes entiendan cómo deben trabajar en la administración pública son algunos de los deseos que comparte Fernando Hernández Marquina.

En las democracias actuales, las elecciones suelen representar un antes y un después en la cronología de una nación. Sin importar el partido que represente, la llegada de un nuevo gobernante implica cambios en el discurso, en la manera de liderar, en los intereses considerados primordiales para la agenda de cada administración.

Sin duda, para México, el año 2018 representará un antes y un después en muchos sentidos. Las elecciones presidenciales de julio, además de significar un cambio de partido a la cabeza del país y del Congreso, de alguna manera trajeron la idea, para bien y para mal, de un cambio radical con todo lo que antes se hizo desde el gobierno mexicano.

Es curioso cómo ese cambio tiene su origen en una ruptura en el ámbito social. La victoria de López Obrador y de Morena sólo se puede entender desde la insatisfacción social y cómo ésta fue conducida para un fin político. Lo anterior no quiere decir que las demandas sociales encuentren hoy respuesta a todas sus exigencias sino, simple y llanamente, que en las campañas hubo un discurso que supo acercarse mejor a lo que la ciudadanía quería escuchar.

Resulta lamentable que, con ese afán político como pretexto, se aprovechara para acentuar las divisiones políticas y sociales que ya existían en nuestro país. Tristemente, cerramos este 2018 con marcados discursos de odio desde sectores afines al partido gobernante, y con un presidente que -más allá de su promesa de conciliar- se enfrenta cotidianamente, de forma verbal, con quienes no coinciden con su visión.

Como lo he comentado en entregas anteriores de nuestro Debate Puntual, me parece primordial que comencemos a ver, lo más pronto posible, a un gobierno que actúa con seriedad, con eficacia, sin distingos y sin ego. Me parece que enero es un muy buen mes para callar las campanas de la victoria que siguen sonando en muchas cabezas morenistas desde julio, y comiencen a escucharse las herramientas con las que están implementando todas sus propuestas por el bien de México. Es momento, ya, para que todas las buenas intenciones que demostró el partido gobernante en campaña comiencen a formalizarse en leyes y políticas públicas que beneficien a todos los mexicanos.

Pero el balance no debe quedarse en lo político. También desde la ciudadanía debemos actuar con responsabilidad. Las redes sociales, que han servido para que las opiniones circulen en casi total libertad, de igual forma deben usarse con mesura. Parece que, ahora, es ahí donde se construye una parte importante de las relaciones humanas y de la ciudadanía. Continuar su uso como herramienta de golpeo para implantar un solo punto de vista (peor aún, con el abuso de bots y trolls) no ayuda a la democracia y, por el contrario, puede encumbrar ideas o personajes nocivos para la vida nacional.

Aunque la posibilidad de cambiar nuestro destino o enmendar el rumbo siempre está en nuestras manos, el inicio de un año ayuda, mentalmente, a asimilar los cambios que han de venir. Aprovechemos dicho escenario para continuar nuestro Debate Puntual sobre el devenir de nuestro país, y encontrar formas en las que podemos aportar para que México siga creciendo.

El final de cada año sirve para pensar en lo vivido en los últimos 12 meses, desplegar una lista de buenos deseos y propósitos para el año que viene, y marcar la ruta para cumplirlos. Entre mis buenos deseos para México están: que el nuevo gobierno no se convierta en dictadura; que sus representantes entiendan cómo deben trabajar en la administración pública; que respeten las leyes y a las instituciones; que reconsideren la importancia de todos los servidores públicos y frenen el despido masivo de empleados del gobierno federal.

Con todo eso en mente, cierro este 2018. ¡Que venga un excelente 2019 para todos!

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