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La paz letal

En Culiacán se vive, con la tolerancia del presidente López Obrador, bajo el control del 'Cártel de Pacífico': la paz narca.

Siguiendo una solicitud de extradición del gobierno de Estados Unidos, el pasado jueves miembros del Ejército y la Guardia Nacional irrumpieron en una propiedad en donde se encontraba el hijo del Chapo, Ovidio Guzmán. Pocas horas después fue liberado. Hoy lunes Culiacán amaneció relativamente tranquila. Vive la paz narca.

Morena gobierna México. Morena gobierna Sinaloa. Morena gobierna Culiacán. A diez meses de gobierno de López Obrador queda constancia de que quien gobierna Culiacán es el Cártel del Pacífico. No sé si gobierne el estado, no sería improbable. Hace un mes, el gobernador de Sinaloa se reunió con Uttam Dhillion, director interino de la DEA. En la reunión Quirino Ordaz "le presentó a la DEA resultados en materia de seguridad" y le "pidió dinero para comprar tecnología y mejorar los sistemas de seguridad" (La Silla Rota, 19. oct. 19). ¿Un gobernador tiene atribuciones para pedirle dinero a la DEA luego de rendirle un informe? El viernes pasado, horas después de las refriegas en diversos sitios de Culiacán, a medianoche, decenas de camionetas con hombres armados recorrían la ciudad, supervisando su feudo.

Los familiares del Chapo, preso en una cárcel de alta seguridad en Estados Unidos, pero sin duda muy presente en estos días, anunciaron que repararían económicamente a las familias de quienes resultaron muertos en las balaceras. No es el gobierno federal el que custodia la ciudad, ni es el que repara el daño por las muertes, sino el Cártel del Pacífico. Quien tiene el control de la fuerza tiene el control del gobierno. En Culiacán se vive, con la tolerancia del presidente López Obrador, bajo el control del Cártel de Pacífico: la paz narca.

Durante el sexenio de Felipe Calderón se registraron 104 mil muertes relacionadas con el crimen organizado. La estrategia punitiva de Calderón dejó una carnicería, como saldo 128 mil muertes se contabilizaron durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, que al inicio de su gobierno sostuvo una política pasiva y, más adelante, regresó a la estrategia punitiva de Calderón. Una estrategia que condujo a resultados aún más sangrientos. Era necesario entonces que se modificara la forma de combatir a estos grupos. Gran parte del enojo ciudadano que llevó a López Obrador a la Presidencia tenía que ver con la inseguridad. Propuso AMLO cambiar el enfoque. No más violencia, paz. No más persecución de capos. Atención a las causas, reparto masivo de recursos a través de programas sociales. "Becarios sí, sicarios no." Ciertas escenas comenzaron a volverse cotidianas en los medios y las redes: soldados golpeados, insultados, desarmados, humillados por los grupos criminales. Los decomisos de droga disminuyeron. Aparentemente no se persiguió a los capos (aunque recientemente López Obrador presumió que su gobierno ha detenido a 14 importantes cabecillas del crimen organizado). Se ha hablado de una amnistía. La liberación del hijo del capo fue la cereza del pastel de esa política, llamémosla así, pacificadora. En los primeros diez meses de gobierno, los 'muertos de López Obrador' han triplicado los 'muertos de Calderón' en el mismo periodo. La estrategia de pacificación de López Obrador ha resultado letal. Es tiempo de examinarla colectivamente.

La estrategia actual contra el crimen organizado es errática y contradictoria. Dice que no persigue capos, pero la lista de los capturados desmiente esta afirmación; que no habrá enfrentamiento con los militares y en Iguala se registró ya la primera masacre. No se tiene registrada una disminución del flujo de drogas que, proveniente de Colombia y Perú, cruza nuestra frontera sur y llega hasta los Estados Unidos, lo que indica la porosidad de la Guardia Nacional resguardando la frontera.

Desde luego creo que debe renunciar Alfonso Durazo. No tiene la preparación ni la capacidad para desempeñar la tarea que se le asignó. En estos días ha reconocido sus errores, algunos muy graves. No basta ese reconocimiento. Como tampoco bastaría que suceda a Durazo otro funcionario del mismo perfil. El problema es de raíz. Viene de los fundamentos que sustentan la estrategia actual. Proviene de la visión religiosa del presidente. Prejuicios y creencias que ahora son políticas de gobierno. Con los resultados que saltan a la vista. Una paz más cara en vidas humanas que la guerra. Una paz letal.

Es bueno conocer a las personas. Sabemos que Trump arrodilló a este gobierno con la amenaza de los aranceles. Que la CNTE lo arrodilló con sus bloqueos y este tuvo que ceder otorgándole canonjías en la contrarreforma educativa. Que el Cártel del Pacífico lo volvió a arrodillar y lo obligó a liberar al hijo del capo.

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