Fernando Curiel

Otra vuelta a La Noria

Fernando Curiel reflexiona sobre la incorporación de las Humanidades al CONACyT, con lo que este pasaría a llamarse Consejo Nacional de las Humanidades, las Ciencias y la Tecnología.

Uno. El 13 de septiembre de 2018, cuatro amigos y colegas, veteranos en la suave esquizofrenia (así la juzgo) a que nos invita la historia y la legislación de la UNAM (estudiante permanente, profesor, investigador, representante, ejecutivo), suscribimos la proclama "Reconocimiento, encomio y defensa de las Humanidades". Firmantes: el de la voz, Virginia Guedea, Guillermo Hurtado y Humberto Muñoz. Amplia gama: respectivamente, Filología, Historia, Filosofía, Sociología.

Dos. Acicate: el anuncio de la incorporación expresa de las Humanidades (ya prevista desde los orígenes) en el rótulo del CONACyT; solamente que en términos que semejaban una concesión o "gracia" de la Ciencia, sin la asunción de la paridad y diferencia específica de ambos saberes, ni el anuncio del tratamiento separado, dada la imposición del Canon Científico, en puntos nodales como el aprecio social e institucional, la asignación de recursos y la evaluación de resultados.

Tres. La proclama concitó, como era de esperarse, adhesiones y desacuerdos. La idea central en juego, sobre los quehaceres humanistas, fusión de las Humanidades clásicas, las Ciencias Sociales y las Humanidades emergentes, es la del cultivo de lo Humano, sus obras prodigiosas y desfiguros, luces y opacidades, en su contexto natural y social. Empeño orientado en primer término a las condiciones y problemas nacionales.

Cuatro. Visión omnicomprensiva que ha sido reconocida, no sólo por el Premio Príncipe de Asturias conferido a la UNAM humanista, y el alto "ranqueo" internacional a la misma institución, tanto por la impartición de materias de indudable índole humanista, sino, asimismo, por aquellas técnicas y tecnológicas con implicaciones naturales, sociales, antropológicas, culturales (la extracción minera, hoy por sometida a reflexión, a guisa de ejemplo).

Cinco. El pasado 15 de febrero, los "abajofirmantes" de la primera proclama, difundimos una segunda, en primera instancia en el blog "Puño electrónico" (artgraffitieditorial.com): "Las Humanidades en el nuevo CONACyT". Que de aprobarse por la Cámara de Diputados su reforma, pasará a llamarse CONHCyT (Consejo Nacional de las Humanidades, las Ciencias y la Tecnología).

Seis. Haciendo caso omiso de los tropiezos en la composición del equipo del todavía CONACyT, que bien pueden achacarse a la novatez, pero preocupados por las descalificaciones oficiales a la comunidad académica (humanista y científica), que tiran la piedra, pero ocultan las pruebas (y quizá haya mucho que rastrear, dilucidar, corregir), el segundo documento que ahora comento celebra, deplora, reitera y sugiere.

Siete. Celebra, desde luego, el reconocimiento de las Humanidades en la definición nominal del nuevo organismo. Al tiempo que reclama "una profunda reconsideración de las Humanidades en cuanto a la asignación de recursos presupuestales y la evaluación de productos (individuales y colectivos". Esto a la luz de la especificidad humanista, diversa a la científica.

Ocho. Deplora el recorte presupuestal, respecto al ejercicio anterior, que asciende a la cifra declarada de mil millones de pesos.

Nueve. Reitera los aspectos señalados de manera enfática en el documento del 13 de septiembre de 2018.

Diez. Innova con la propuesta de que "al margen del impulso de los proyectos transversales, integrales, que hagan comparecer en un mismo esfuerzo a los dos saberes", se incorpore, en la investigación científica, natural y exacta, un ingrediente hasta la fecha ausente: el Humanista.

Once. Lo anterior, en términos de ética, de valores comunitarios, de responsabilidades y de razonabilidad ciudadana.

Doce. En nuestra opinión, la inscripción de las Humanidades, del Humanismo, en la nueva ley del organismo, no puede quedar en mero gesto retórico, sino que debe implicar "signo y significación, real cambio, enriquecimiento conceptual, innovación de los contenidos".

Trece. Atentos estaremos, sin lugar a dudas, al igual que a las comunidades humanista y científica, a la discusión y segura aprobación camaral de la nueva ley, marco de una investigación que hasta la fecha ha sido marcada, en el día a día, por el paradigma científico, en detrimento de su par, el humanista.

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