Perspectiva Bursamétrica

¿Qué escenario tenemos enfrente para México?

Para la economía de México las revisiones a la baja vienen en cascada; ya se habla de una contracción de 7 por ciento para este año, con recuperaciones muy modestas para 2021.

Comentábamos la semana pasada que los mercados financieros globales han descontado ya una fuerte recesión en las principales economías del orbe. El FMI declaró hace unos días que la recesión actual puede ser peor que la gran recesión de la crisis hipotecaria de 2009.

También destacamos hace ocho días, la adopción coordinada de políticas monetarias extremas por parte de los principales bancos centrales. Bajando sus tasas a mínimos históricos y a negativas, y lanzando programas impresionantes de creación de medios de pago. Del lado fiscal, los gobiernos han anunciado sendos paquetes fiscales para prestar facilidades a las familias y las empresas afectadas, y para impulsar la recuperación de la inversión y de la actividad económica. Es decir, no solo la política monetaria extrema está tratando de atenuar el golpe, sino que la política fiscal está en el mismo sentido tratando de paliar las heridas a las familias y a los sectores afectados, pero también orientándose a empujar la actividad económica, contundentemente.

Para la economía de México las revisiones a la baja vienen en cascada, donde ya se habla de una contracción de 7 por ciento para este año, con recuperaciones muy modestas para 2021, que implican que la recesión en México pudiera prolongarse hasta la primera mitad del año entrante. El lunes 9 de marzo publicamos en este espacio una primera propuesta de un Plan Económico de Emergencia para México. Las cúpulas empresariales y los organismos intermedios como el IMCP y el IMEF se han sumado a esta iniciativa y han publicado sus propuestas, que coinciden todas en sus principales puntos. Urge una política fiscal contracíclica. Ya sabemos que la meta del superávit fiscal es imposible de cumplir. Prácticamente toda la IP está pidiendo además flexibilidad en los pagos de impuestos, permitir la depreciación acelerada de la inversión en activos fijos, la deducibilidad al 100 por ciento de las prestaciones sociales, la devolución oportuna por parte del SAT de los impuestos a favor; que el Estado y sus empresas paguen cuanto antes la cartera vencida con sus proveedores que se estima asciende a cerca de 250 mil millones de pesos. Pero también piden un ataque frontal a la inseguridad y el respeto al Estado de derecho.

En nuestro país se conjugan cuatro circunstancias que implican un fuerte golpe para la actividad económica: a) La recesión global y el impacto en nuestro sector exportador; b) la guerra de precios en el mercado internacional de hidrocarburos; c) la desconfianza de los agentes económicos, producto de la errática política económica del gobierno. Ahora llega un cuarto factor: d) La parálisis inducida de la actividad productiva y comercial que tendremos que afrontar por las medidas de distanciamiento social que se empiezan a tomar.

Basándonos en consultas que hemos podido realizar a diversos expertos en los temas de salud pública e infectología, hemos concluido que el escenario más probable con la información disponible hasta ahora, es que la cresta de la estadística de contagios la pudiéramos tener hacia finales de abril. La estadística oficial mostrada hasta ahora tiene menos credibilidad que la de China. Tendremos que adicionar al análisis, los casos de muertes por neumonía atípica. No es descartable que la tasa de mortalidad que presente México pudiera ser mayor a la de Italia, dado que cerca de 20 por ciento de la población padece de sobrepeso, diabetes, cardiopatías y tabaquismo. Vamos a tener más decesos de jóvenes que en otros países. Si este escenario se da, el distanciamiento social pudiera prolongarse en mayo o más tiempo.

Lo anunciado hasta ahora por el gobierno federal es totalmente insuficiente. Presume contar con 400 mil millones de pesos que no se ven nada claros. El Congreso ya le autorizó al gobierno una flexibilización de su déficit por 180 mil millones de pesos. La suma de estos esfuerzos más las medidas que ya han anunciado diversos gobiernos estatales no representan más allá de 1.5 por ciento del PIB. Lo más importante es que se emitan señales claras hacia la inversión privada, controlar la inseguridad y respetar escrupulosamente el Estado de derecho. De nada sirve gastar más si estos recursos se canalizan a los proyectos faraónicos e irracionales o en pagar las indemnizaciones de proyectos de inversión cancelados que no vamos a utilizar. Si seguimos mandando señales en contra de la inversión, el país y el proyecto de la 4T se van al precipicio de la mano.

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