El autor es presidente de Bursamétrica .
En unos días más tendremos los resultados de las elecciones en EU. En esta ocasión parece que el pueblo norteamericano no le va a perdonar al presidente Trump que esa nación sea la del mayor número de contagios y de muertos por el Covid-19 en el mundo. Ni tampoco le van a perdonar la más profunda recesión en casi 100 años. Aún hay más de 12 millones de desempleados que no han podido encontrar una opción al despido, y a pesar del impresionante esfuerzo del lado fiscal de más de 15 por ciento del PIB para apoyar a las familias, las empresas y a sectores enteros, la actividad económica sigue dañada y con mucha incertidumbre.
Las políticas proteccionistas radicales no han hecho más que sacar de la competencia a las mercancías norteamericanas, por los incrementos de aranceles en sus insumos importados y en sus exportaciones. Las importantes reducciones en impuestos generaron un fuerte boom económico y bursátil, pero el mal manejo de la crisis sanitaria ha tirado todo por la borda. Hoy la desigualdad es mayor, y se tiene además una crisis racial más severa que en los años sesenta del siglo pasado. Las encuestas le dan hoy una ventaja a Joe Biden de 16 puntos respecto a su contrincante. El voto de castigo está a su favor. Los estados bisagra están de su lado. Su propuesta de subir el salario mínimo a 15 dólares la hora le dan un respaldo de un segmento importante de la clase trabajadora que hace cuatro años votó por Trump. Así que de no ocurrir algo muy grave e inesperado en los próximos días, las probabilidades de que Biden gane son mayores a las que hace cuatro años tenía Hillary Clinton.
¿Cómo pudiera ser Joe Biden como presidente?
Menos radical en cuanto el proteccionismo, pero no se ve como un defensor a ultranza del libre mercado. El hecho de que no esté contemplando reabrir negociaciones comerciales multilaterales ni bilaterales en masa nos favorece mucho. Él va a centrar sus políticas en favorecer a la clase media en todos sentidos, en fortalecer a los sindicatos, en privilegiar y empujar las políticas a favor del medio ambiente y las energías limpias, en legalizar la mariguana a nivel federal, en favorecer a los dreamers y a las minorías, en facilitar la competitividad de la industria y el desarrollo tecnológico, en desmantelar los aranceles proteccionistas de Trump, en reconstituir la relación con los aliados tradicionales de EU. Va a incrementarle los impuestos a las empresas más grandes y a los individuos de mayores ingresos, de donde piensa obtener recursos para un sistema de atención médica universal y mejores oportunidades en la educación.
¿Cree usted que podemos tener un mejor entorno para nuestra economía? México tiene una enorme oportunidad de anticiparse, adaptarse y tomar ventaja dentro del TMEC. ¿Volveremos a tirar esta gran circunstancia al basurero?
¿Cuales serán entonces nuestras principales oportunidades al estar asociados a esta economía con el TMEC?
Aquí le enumeramos las actividades que consideramos podrían ser las principales:
Sector automotor y autopartes con mayor integración regional; sector aeroespacial; industria siderúrgica; sector de energía con energías limpias; ramo de electrónica y electrodomésticos; sector del campo y agroindustrial; cannabis y derivados; industria vitivinícola, cervecera y licores; industria alimenticia; sector turismo; servicios hospitalarios y atención a retirados; producción de videoseries; industria química y farmacéutica; sector textil; confección y calzado; sector de petroquímica secundaria; minería y minerometalúrgica.
Y, ¿qué debemos hacer para aprovechar al máximo posible esta gran oportunidad de desarrollo? México es un gran país con una población de más de 127 millones de habitantes, con un amplísimo territorio, con diversidad de climas, con extensos litorales, con recursos naturales en abundancia, y estamos pegados y asociados al bloque económico más importante del mundo. Desafortunadamente no contamos con un Estado de derecho que permita realizar las inversiones y los contratos con seguridad.
Más desafortunado es que el gobierno, la clase política y los partidos políticos tienen otras agendas totalmente distintas, inclusive contrarias al aprovechamiento óptimo de esta circunstancia. Por lo tanto, son el sector privado y la sociedad civil quienes deben de organizarse. 39 proyectos de infraestructura son un gran paso, pero están muy lejos de ser un plan de recuperación económica, y más lejos de la organización y planeación que requerimos para afrontar este singular desafío.