Perspectiva Bursamétrica

El índice Nikkei de Japón recupera su valor después de 35 años del ‘crack’ nipón

A finales de 1989 el índice Nikkei 225 acciones de la Bolsa de Japón había alcanzado 38 mil puntos. Luego aconteció el ‘crack’, con un desplome de 40% del valor de capitalización del mercado.

Seguramente alguna vez habrá escuchado la aseveración de que en el largo plazo la inversión en acciones es siempre positiva y rentable. Pero la verdad es que hasta la semana pasada, por tres décadas consecutivas, había una gran excepción a esta afirmación: la Bolsa de Japón.

A finales de 1989 el índice Nikkei 225 acciones de la Bolsa de Japón había alcanzado, después de un impresionante y largo boom bursátil, que coronaba la era del ‘milagro japonés’, los 38 mil puntos. Luego, como suele suceder, sin excepción alguna, después de un boom, aconteció de manera sorpresiva, el crack nipón, con un desplome, después de varios meses de caída, del 40 por ciento del valor de capitalización del mercado bursátil de la Bolsa de Tokio. Tuvieron que transcurrir 35 años para poder volver a ver a este índice en los 38 mil unidades.

En el mismo lapso de la burbuja bursátil, los bienes raíces también registraron un aumento de precio considerable. En los dos años que siguieron al pico que alcanzaron en 1991, el índice de precios de los bienes raíces perdió 30por ciento de su valor. La pérdida patrimonial de esos dos procesos se estima en una cifra equivalente a tres veces el PIB del país.

Viéndolo como valor de capitalización (número total de acciones ordinarias en circulación de todas las empresas listadas multiplicado por el precio) de todas las acciones de la primera sección de la Bolsa de Tokio, el mercado ya había superado desde el 22 de mayo pasado los 590.9 billones de yenes registrados en diciembre de 1989, al alcanzar 591.3 billones. Al cierre de la semana pasada la capitalización bursátil de la Bolsa de Tokio se encuentra en alrededor de 680 billones de yenes. En diciembre de 1989 la Bolsa de Tokio se había posicionado como el mercado de mayor valor de capitalización en el mundo, acumulando el 60 por ciento del valor de capitalización del mercado accionario global.

¿Qué fue lo que provocó el boom y que detonó posteriormente al crack en los años ochenta?

En primer lugar, el inicio de una política monetaria fuertemente expansiva establecida desde 1986, la que tenía como objeto principal el robustecimiento del mercado interno para amortiguar, al menos parcialmente, el efecto negativo que tendría la apreciación de la moneda.

En segundo lugar la reforma del sector financiero (liberalización y desregulación), que se aprobó a principios de los ochentas y que produjo cambios importantes en el funcionamiento de los mercados y en las instituciones financieras, surgiendo los grandes bancos universales japoneses.

Un tercer factor fue la presión internacional, particularmente del gobierno norteamericano en 1985, para que Japón apreciara su moneda, lo cual afectó seriamente su sector exportador, lo que provocó políticas monetarias y fiscal expansivas.

El crack por su parte fue detonado por el cambio en la política monetaria hacia una política restrictiva. La caída de los precios de los bienes raíces y de las acciones propició una contracción del crédito, al deteriorarse el valor de las garantías, lo que provocó que la recesión se profundizara y se retroalimentara durante tres décadas. Notoria fue la ausencia de medidas oportunas para atenuar la quiebra de bancos, y de empresas.

En 1990, 18 de los 20 bancos más grandes del mundo –incluyendo los 12 primeros– en función del tamaño de su valor de capitalización eran nipones. Diez años después solo quedaban tres en esa lista, el primero de ellos en el número ocho. En el año 2000, se habían cerrado o fusionado 110 bancos de depósito japoneses, con un costo equivalente a 17 por ciento del PIB. En algunos de esos casos fue necesaria la intervención del seguro de depósitos.

La economía de Japón entró a una crónica y densa deflación, que le ha impedido crecer en estos treinta años, con una deflación crónica. En un sinfín de intentos de salir de esta situación en base a una política fiscal expansiva, el endeudamiento se disparó al 260 por ciento del PIB.

El índice Nikkei ha subido 15 por ciento en lo que va de este año, y 47.5 por ciento desde diciembre de 2022. Este optimismo se explica, en parte, por los cambios que está impulsando la Bolsa de Valores de Tokio. Habitualmente ese tipo de cambios hacen que el precio de las acciones de una empresa aumente. Esta reforma en la bolsa japonesa es vista por algunos analistas como una forma de presionar a los directivos de las firmas para que aumenten la rentabilidad y la eficiencia en el uso del capital.

Warren Buffett declaró hace algunos meses su interés por varias firmas japonesas. Las ganancias de las empresas están mejorando y la economía de Japón, que es la tercera más grande del mundo, está pasando por un buen momento después de los golpes de la pandemia. En un país con un histórico problema de deflación, es una buena noticia que la inflación haya vuelto. El gasto de los consumidores está aumentando (así como las previsiones de incrementos salariales) y los turistas extranjeros están de regreso.

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