Perspectiva Bursamétrica

Réquiem bursátil: La crisis del mercado de valores de México

Las bolsas internacionales han atravesado por un proceso de consolidación extremo, en donde el mercado bursátil mexicano ha quedado al margen.

En los últimos meses se han vuelto frecuentes los anuncios de deslistamiento de empresas que cotizan sus acciones en la Bolsa Mexicana de Valores. Se acumulan ya 16 emisoras de un número inicial de 146 empresas listadas. El golpe más dramático en la historia de la Bolsa Mexicana. En otras ocasiones habíamos hablado aquí que el tamaño del mercado de valores no corresponde al tamaño de nuestra economía y de nuestro país. Ahora vemos que cada vez se hace más pequeño.

No se descarta que veamos más empresas que toman la misma decisión, lo que refleja una compleja y desafortunada circunstancia por la que atraviesa nuestro país, las bolsas internacionales y el mercado financiero mexicano. Describiremos más adelante estos factores. Pero déjeme decirle que también hay algo de ciclicidad en este fenómeno, para lo cual acudo a la historia.

En 1978, a menos de dos años de la devaluación de 1976, la Bolsa Mexicana de Valores tuvo un importante auge en el que los precios de las acciones aumentaron, de acuerdo al antiguo índice de la Bolsa, más de 400 por ciento. La promesa de la “administración de la abundancia” petrolera convirtió a México en un centro de atracción de capital a pesar de que su economía era todavía una economía ‘socialistoide’, cerrada y subdesarrollada.

De la nada aparecieron una gran cantidad de empresas queriendo hacer colocaciones accionarias; las empresas se tuvieron que formar para listarse en la Bolsa y poder realizar sus ofertas públicas. Unos meses después, en abril y mayo de 1979 se batió el récord de IPO, que se concretaron de una forma desordenada, lo que provocó un crack bursátil en junio. Absorbido el ajuste, la operación bursátil se estabilizó y se normalizó durante los siguientes dos años.

Unos meses más tarde, en 1982 se dio la estatización de la banca, el control de cambios y una megadevaluación, ante el default de la deuda externa del gobierno federal. Como consecuencia de esta grave crisis, pasamos a un periodo de largo plazo en el que los precios de las acciones estuvieron de capa caída, y la Bolsa Mexicana de Valores se fue secando de emisoras. En 1986 y 1987 durante el boom accionario, las ofertas públicas de acciones volvieron a resurgir con fuerza.

Durante los cracks y en las fases poscrisis se da el fenómeno opuesto, tanto en el crack de 1987 como en la crisis de 1995, como en la gran recesión 2008-2009, las ofertas públicas de venta o IPO se detienen, y aparecen los anuncios de deslistamiento del mercado bursátil. La diferencia con el entorno actual es que no estamos ante un crack precedido de un boom, o en una crisis focal, como la que acabamos de pasar con la pandemia, sino que acumulamos un periodo de cinco años sin que la Bolsa Mexicana de Valores dé rendimientos positivos. Hoy en día es claro que varias empresas sucumbieron durante la pandemia, pero otras ya han superado sus problemas financieros, sin embargo, los precios de las acciones no lo reconocen. Los precios mantienen una significativa subvaluación.

La pregunta pertinente entonces es: ¿qué es lo que ha generado este largo periodo de precios bajos? Nos parece que la principal razón es la situación del país. Es la crisis de confianza gestada desde hace varios años, cuando el presidente Trump amenazó con salirse del TLC, y luego los eventos políticos, las decisiones de políticas públicas erráticas y muchas iniciativas de ley presentadas por el Ejecutivo y por los legisladores de Morena, que junto con el clima de creciente inseguridad han minado la confianza de los inversionistas extranjeros y nacionales.

Pero también hay que señalar que las bolsas internacionales han atravesado por un proceso de consolidación extremo, en donde el mercado bursátil mexicano ha quedado al margen. Adicionalmente el desarrollo de plataformas de trading electrónicas institucionales e individuales es la principal amenaza de largo plazo para nuestro mercado sino sabemos como aprovecharlas.

Por otra parte, hay que advertir que desde hace varios sexenios ningún gobierno se ha preocupado por el desarrollo del mercado financiero y del mercado mexicano de valores. Lo más dramático es que potencialmente contamos con todos los elementos para tener un mercado de clase mundial, sin embargo hoy en día tenemos muy pocas empresas con bursatilidad en sus acciones, pero sí tenemos muchos inversionistas operando afuera, también existe una muy importante cantidad de empresas que podría cotizar en los mercados, pero no sabemos ofrecerles algo interesante que los atraiga, y lo más importante, también tenemos recursos de sobra para desarrollar el mercado, pero que no permitimos que se desarrollen.

El autor es presidente de Bursamétrica.

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