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¿Sabe usted gracias a quién se vacuna?... y no es AMLO

Enrique Quintana resalta cómo dos empresas medianas, comparadas con otros gigantes farmacéuticos, crearon las vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19.

La pandemia ha dejado una estela de daño y dolor en el mundo. Van casi 2.8 millones de personas que han fallecido por el virus SARS-CoV-2. Los contagios confirmados suman 126 millones de personas. El daño económico es inconmensurable. Se trata de la peor caída de la economía mundial en tiempos de paz, equivalente a una pérdida de valor de 3.7 billones (trillions) de dólares en un solo año, algo equiparable a 3.5 veces el valor total producido por la economía mexicana en todo un año.

Pero, como muchos eventos humanos, la pandemia tiene una cara positiva que aún no apreciamos plenamente.

Se trata del desarrollo científico y tecnológico que se generó por el esfuerzo sin precedente de generar vacunas contra el virus en corto plazo.

The Economist publica esta semana un análisis de ese hecho y concentra su atención en las vacunas que utilizan la tecnología del llamado ARN mensajero y que fueron desarrolladas por dos empresas singulares: Moderna en Estados Unidos y BioNTech en Alemania.

No se trata de grandes farmacéuticas sino de empresas medianas que hace algunos años apenas eran startup en el mundo biotecnológico.

Le resumo la historia de cada una de ellas.

Moderna nació como una empresa patrocinada por Flagship Pioneering, que es una entidad entre incubadora de empresas tecnológicas y un fondo de capital de riesgo.

Noubar Afeyan, norteamericano de ascendencia armenia, se convirtió en empresario de la biotecnología desde 1987 y desde entonces, participó en el lanzamiento de 40 startup.

A finales del 2010 se constituyó una empresa a la que denominó LS18 Inc, que trabajaba en el desarrollo de aplicaciones médicas del ARN mensajero. Para dirigir esta empresa, a la que le vio un gran potencial, contrató a un directivo francés, Sthépane Bancel, quien todavía hoy dirige la firma que cambió su nombre a Moderna.

El extraordinario desarrollo de la compañía le permitió conseguir respaldo financiero de AstraZeneca y de diversos fondos.

En diciembre de 2018, se convirtió en la mayor empresa biotecnológica que hubiera salido a la bolsa, valorándose en 7 mil 500 millones de dólares.

Cuando en el arranque de 2020 se desató la pandemia, Moderna tenía la base de conocimiento para trabajar rápidamente en una vacuna. Para mediados de marzo, ya empezaban sus ensayos.

El valor de mercado de Moderna actualmente es poco más de 53 mil millones de dólares, lo que refleja el impresionante crecimiento de su valor económico como producto de su esfuerzo de innovación, una hazaña científica que no solo quedará para la historia, sino que será la base de nuevos medicamentos y vacunas que verán luz en los próximos años.

La otra empresa que desarrolló una vacuna basada en el ARN mensajero es la alemana BioNTech.

Su historia también es de emigrantes. Se trata de un matrimonio de científicos, que fundaron y todavía encabezan este laboratorio. Son dos alemanes de origen turco: Ugur Sahin y Öeslem Türeci.

Se graduaron en Colonia y empezaron a trabajar en el campo de la biotecnología.

Pero muy pronto se distinguieron como emprendedores y en 2001 fundaron Ganymed Pharmaceuticals, para desarrollar anticuerpos contra el cáncer.

El éxito de su emprendimiento permitió que fundaran BioNTech en el año 2008, que empezó a trabajar también en medicina basada en el ARN mensajero.

En 2016 vendieron su primera empresa por 1 mil 600 millones de dólares a una firma japonesa y se concentraron en BioNTech.

Como en el caso de Moderna, su historia dio un vuelco en enero de 2020, cuando conocieron la pandemia pues asignaron 500 empleados al desarrollo de una posible vacuna.

Esto atrajo la atención de uno de los gigantes farmacéuticos, Pfizer, que se asoció con el innovador laboratorio y desarrollaron una de las vacunas más eficaces en contra del covid 19.

La empresa llegó a la bolsa en noviembre de 2019 y desde entonces ya multiplicó su valor por 7.3 veces alcanzando ahora una cifra de 23 mil millones de dólares.

La posibilidad de frenar la pandemia a través de la vacunación y de generar en el futuro medicamentos y vacunas que puedan hacer frente a diversas enfermedades, se alcanzó en los dos casos que observamos a través del emprendimiento de científicos convertidos en empresarios, que lograron apoyos diversos para potenciar su trabajo.

En ambos casos hay emigrantes involucrados y un esfuerzo de cooperación internacional. Los científicos chinos pusieron a disposición del mundo el genoma del SARs-CoV-2 desde que en enero del año pasado obtuvieron su secuencia. Y, esa fue la base de la investigación de expertos de todo el mundo.

No fueron las burocracias de los órganos estatales ni siquiera las grandes corporaciones privadas las que lograron dar el salto, sino empresas medianas, que llevaban trabajando varios años en desarrollos tecnológicos y aprovecharon el conocimiento acumulado para responder rápida y eficazmente.

La pandemia, con todo su enorme dolor y sus inconmensurables costos, va a terminar en el curso de los próximos años.

Pero, el conocimiento científico y sus aplicaciones van a perdurar por mucho tiempo.

Por cierto, cuando se ven casos como los anteriores da más tristeza ver el desastre en el que este gobierno tiene a la ciencia en México.

Menos mal con que no salieron con que las vacunas son 'neoliberales'.

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